CÓMO
LEER UN CUADRO
FICHAS
TÉCNICAS
PARA
EL ESTUDIO DE LA BELLEZA Y DE LA CRÍTICA ESTILÍSTICA
DE
UNA OBRA PICTÓRICA
"El
Arte es lo contrario del caos".
(Stravinsky)
3
"LA
COMPOSICIÓN" EN
UNA OBRA ARTÍSTICA
(Segunda
parte)
La
mejor forma de estudiar la “composición” de una obra
artística
es analizar su presentación.
Esta presentación puede ser:
geométrica, abierta o cerrada.
A
continuación analizaremos los “ejes”
de la “composición”:
verticales, horizontales, o bien, oblicuos.
Por
último sus principales “centros de interés”.
3.1
“COMPOSICIÓN GEOMÉTRICA” MUY UTILIZADA EN LA COMPOSICIÓN DE UN
CUADRO
Podemos
observar que son muchos los artistas que a la hora de concretar
sus trabajos y construir la “composición”
de
su obra, acuden
frecuentemente a las formas o figuras geométricas, regulares o
irregulares, consciente o inconscientemente.
La
mayoría de las veces, sencillamente, porque cuando se parte de cero,
las figuras
geométricas
resuelven mejor los problemas de distribución de la superficie del
cuadro en su etapa de composición.
O,
dicho de otro modo, porque les es más fácil conseguir, mediante las
figuras geometría, el equilibrio y la armonía en la presentación
que buscan para su obra.
No hace
falta que estas formas así importadas se correspondan exactamente
con las figuras geométricas clásicas, triángulo, cuadrado,
pentágono, hexágono, etc. No se trata de reproducirlas con
exactitud, basta con que las distintas formas utilizadas nos
recuerden, grosso modo, su origen geométrico.
Tampoco
se trata de reproducir las figuras geométricas con líneas o
gráficamente, sino con masas de color, con objetos, con sombras u
otros elementos e, incluso, con espacios vacíos que formarán parte
importante del cuadro y mensaje, todavía en proyecto.
Para su
mejor comprensión veamos algunos ejemplos de composición
geométrica:
Triángulo
isósceles inscrito en un rectángulo:
Rafael
Sanzio (1483-1520). "Madonna
dei Prato"
En
este caso, el insigne pintor Rafael
nos ofrece una composición
sencilla, muy estable
y sólida al apoyarse en un
triángulo
isósceles inscrito en un rectángulo.
|
La
composición, en este caso, se construye sobre un
triángulo isósceles inscrito en un cuadrado.Las
figuras de la Virgen, su Hijo Jesús y San Juan Bautista,
constituyen un triángulo isósceles que se alza piramidalmente en
una llanura que, a su vez, presenta un paisaje clásico hasta
la altura de los dos tercios del cuadro. Sobre esta misma altura
destaca el busto de la Virgen que adquiere con ello mayor prestancia
y realce.En la
lejanía horizontal cierran el horizonte un lago cristalino, unas
montañas borrosas por la distancia y un cielo azul que permite dar
mayor claridad y belleza al rostro de la Virgen.Cierra
todo el espacio un cuadrado que multiplica y afianza la estabilidad
del triángulo equilátero inscrito en él.En
conjunto, esta “composición”, reafirma la serenidad de la
escena representada y recrea para nosotros un ambiente familiar,
apacible y estable.
Veamos
otro ejemplo en el que la composición geométrica se aplica sobre
dos
triángulos
formados con la diagonal de un rectángulo,
consiguiendo así una sensación notable de vida y movimiento.
En esta
composición predominan con los triángulos inscritos, los ejes
ligeramente oblicuos
de los que más adelante hablaremos.
En este
caso el diámetro del cuadrado está formado por las cabezas de San
José, La Virgen, el Niño y el Cordero, símbolo del Señor.
Rafael Sanzio. La Sagrada Familia. |
En este caso la composición se ve también serena y con cierto y gracioso movimiento entre los personajes representados. Los ejes oblicuos, más inestables, dan vida y movimiento a la imagen. El mismo artista, Rafael Sanzio, nos representa a la Sagrada Familia de forma que la línea de las cabezas del Cordero, el Niño, la Virgen y San José dividan el espacio cuadrangular en dos triángulos al cruzar el cuadrado por su diagonal. El espacio vacío superior lo ocupa con un paisaje imaginativo que da al cuadro mayor profundidad y contrasta con las figuras del primer plano, llenas de manchas de color.
Rafael
Sanzio, acude
en
este otro ejemplo al círculo.
No solamente las figuras se inscriben dentro de una
circunferencia, sino que los mismos personajes, es decir, los cuerpos
del Hijo y de la Madre, en este caso, se curvan y se adaptan también
al espacio geométrico curvo. Esta
adaptación
de la composición a la superficie o espacio disponible,
tiene en el arte universal antiquísimos antecedentes, desde la cueva
de Altamira a las primeras herramientas decoradas por los más
primitivos artistas, pasando por los magníficos escultores de los
capiteles románicos, tallados en los más variados y difíciles
volúmenes poliédricos.
Nuevo
ejemplo de composición
geométrica basada,
esta vez, en el rectángulo
coronado por un semicírculo:
El
Greco. “El entierro del Conde de Orgaz”. 1587
|
En este cuadro del “Entierro del Conde de Orgaz”, “El Greco” utiliza la composición del cuadrado coronado por un semicírculo. Y dentro del semicírculo inscribe claramente un triángulo en colores vaporosos blancos.
Este concierto geométrico de las tres figuras más utilizadas por la naturaleza, el cuadrado, el triángulo y el círculo, convierten este cuadro en una de las mejores composiciones en la Historia de la Pintura. En esta composición del cuadrado coronado por el semicírculo y en el triángulo inscrito en este último, se desarrollan tres escenas diferentes y simultáneas, que ocurren respectivamente en la tierra, en el cielo y ante el Trono del Altísimo.
Esta composición, con las tres figuras geométricas como base, debe considerarse perfecta y genial para la finalidad que perseguía el artista. En el cuadrado de base como punto de partida nos describe con intenso realismo el entierro del Conde de Orgaz, escena que se desarrolla en la tierra y a la que asisten sus convecinos y amigos con evidentes signos de dolor y pesar en sus rostros compungidos.
En el semicírculo superior, nos describe otra escena paralela y simultánea a la primera, que se desarrolla en el cielo, donde el alma del difunto es recibida en la Corte Celestial con particular gozo y alegría por ángeles y santos, que celebran así jubilosamente su salvación. A su vez, dentro del cielo y entre encajes y nubes vaporosas de color blanco en forma de triángulo, ocurre la apoteosis final de la tercera escena y del cuadro: el alma del difunto, presentada por la Virgen y sus patronos, es acogida por el Señor en la gloria del Padre. Composición perfecta en todos sus detalles: el cuadrado para la escena terrestre, el semicírculo para la del cielo y el triángulo para Dios. Subrayo que las figuras geométricas de que hablamos, se aplican a las pinturas mismas, sin que coincidan con ellas exactamente .
Finalmente analicemos un último ejemplo de composición geométrica:
Miguel Ángel (1475-1564)
"La Creación de Adán". Capilla Sixtina (1508-1512).
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En
esta pintura de la Capilla Sixtina, la imagen de Dios aparece dentro
de un óvalo
formado por un manto flotante. El óvalo,
simbólicamente, representa el yo, en este caso el yo divino
contenido en él, acentuado conscientemente de esta forma por el
artista. Dios se definió a sí mismo en el Antiguo Testamento: "Soy
el que soy".
El
triángulo del ángulo bajo izquierdo del rectángulo divide lo
divino y lo humano, el cielo y la tierra. Dios crea al hombre, le da
vida y le llama a ser su colaborador en el trabajo de la creación.
3.2
LA “COMPOSICIÓN” PUEDE SER TAMBIÉN ABIERTA O CERRADA
Se considera composición
abierta,
aquella en que la escena representada invita al espectador a
participar en ella e incluso a completarla en su imaginación,
añadiendo a los datos visualizados por el artista, otros muchos que
le sugiere la contemplación de la obra artística.
Generalmente estas
composiciones
abiertas parten de
una escena o eje
central que se va
desarrollando simétricamente en una y otra dirección. Este tipo de
composición es más bien propia de la pintura moderna y
contemporánea.
Ejemplo de composición
abierta :
Partiendo de un eje central
en el que se representa y expresa lo más importante del mensaje, se
van añadiendo y compensando a uno y otro lado las figuras o
elementos añadidos del cuadro.
Esta clase de composición abierta nos admite como testigos de la escena que nos presenta y suele sujetar la atención del espectador en dicha escena central que el artista nos pone de relieve.
Veremos luego que este tipo de composición suele tener un solo centro de interés.
Esta clase de composición abierta nos admite como testigos de la escena que nos presenta y suele sujetar la atención del espectador en dicha escena central que el artista nos pone de relieve.
Veremos luego que este tipo de composición suele tener un solo centro de interés.
La composición cerrada, en cambio, es aquella que está tan estructurada y acabada en sí misma, que, al verla, no nos sugiere nada personal ni nos da opción alguna imaginativa para añadir por nuestra parte. En ella el conjunto de los elementos que la componen están ya perfectamente definidos y por así decirlo, acabados y cerrados.
|
Ante
esta imagen de Leonardo de Vinci, no nos sentimos invitados ni a
formar parte de ella ni a añadir nada a derecha, izquierda, arriba o
abajo. El artista ha cerrado, por así decirlo, todas las
posibilidades creativas al espectador, que simplemente se ve obligado
a la simple contemplación de la obra expresada por el artista.
3.3
EJES DE LA COMPOSICIÓN: HORIZONTALES, VERTICALES Y OBLICUOS
Dentro
de la
“composición”
podemos estudiar también los “ejes”
de la misma, es decir aquellos elementos que dividen el cuadro en
diversas partes, mediante el color u otros recursos plásticos.
Los “ejes
de una composición”,
según su sentido y dirección, pueden ser horizontales,
verticales y
oblicuos.
3.3.1
Ejemplo de “ejes
horizontales”:
Rafael
Sanzio (1483-1520)
“La
Disputa del Santísimo Sacramento”.
(1509)
Pintura
al fresco, en las llamadas “Estancias de Rafael”, del Palacio
Apostólico. Anchura, 770 cm. Altura, 500 cm.
El
predominio de los tres ejes
horizontales
en la composición de este cuadro, representan la estabilidad, la
seguridad, la perennidad y la solidez de las escenas e ideas
expuesta en él. El
mensaje gráfico así expresado, sobre horizontal, es más
estable y compacto. Los
ejes
horizontales
y los verticales
son los más abundantes en la naturaleza y por ello son los más
usados en la copia de la realidad que nos rodea, el paisaje, por
ejemplo. Por
los valores que representan son también los más usados por la
pintura clásica. En
este caso concreto que ahora analizamos la horizontalidad se aligera
mediante nuevos espacios en colores claros intermedios y a su vez
horizontales, que al mismo tiempo separan en jerarquía y comunican
las distintas esferas en que se contempla el misterio del
Santísimo Sacramento: la realidad presente en el suelo, en el cielo
y en las altas esferas celestiales. Más
que una disputa o discusión sobre el Santísimo Sacramento se trata
de una exaltación del Sacramento de la Eucaristía que enaltece la
presencia de Dios entre nosotros y su celebración en las esferas
celestes. Este cuadro se hizo por decisión del papa Julio II en
1509. Sin
duda alguna, Rafael Sanzio, contaría con el asesoramiento de algún
teólogo para diseñar y realizar la composición de este cuadro, de
gran contenido doctrinal.
3.3.2 Un
ejemplo de “ejes
verticales”:
Sandro
Botticelli.(1445- 1510). "Alegoría
de La Primavera".
(1477-1478)
|
Temple
sobre tabla. 314 cm de ancho por 203 cm. de alto. (“Gallería degli
Uffici”, Florencia).
Los
“ejes
verticales”
suelen usarse en representaciones alegres y festivas. En "La
Primavera" de Botticelli a la verticalidad de los personajes se
une la naturaleza en los árboles. La coincidencia de tantos ejes
verticales realzados por el color, contribuye grandemente a crear ese
tono festivo, alegre e inestable, de este conocido cuadro. Podemos
observar dos
ejes ligeramente oblicuos
en el extremo derecho del cuadro que subrayan la verticalidad del
resto de los ejes y que con su oblicuidad cierran graciosamente el
cuadro por su parte derecha. Los ejes
verticales
representan la inestabilidad, el cambio, la caducidad del tiempo y de
las cosas. Los
ejes oblicuos
son más usados en la última etapa clásica y por supuesto en la
época barroca, moderna y contemporánea. Llama
la atención el sentido narrativo de cada personaje que en el
Renacimiento era perfectamente reconocido por artistas y humanistas.
3.3.3
Ejemplo de “ejes
oblicuos”:
Van
der Weyden.(1400-1464). “El
Descendimiento”.(H.
1457 y 1464).
Óleo
sobre tabla. 323 cm. de ancho por 192 de alto.
En
este bellísimo cuadro de Van der Weyden podemos observar a
primer golpe de vista que quienes centran el cuadro son los dos ejes
oblicuos que forman el cuerpo del Señor, descendido de la cruz con
inmenso cuidado y amor por José de Arimatea y las santas
mujeres y el cuerpo de su santísima Madre, desmayada por el
inconmensurable dolor que la embarga y que S. Juan y María Magdalena
sostienen. Los
ejes oblicuos representan la inestabilidad y el sentimiento al romper
con el orden rutinario de los ejes horizontales y verticales. El
patético dolor que representa el cuadro gira todo él en torno a
estos dos ejes oblicuos. Este paralelismo oblicuo entre el cuerpo del
Hijo y el de la Madre, es la genial interpretación de Van der
Weyden, que centra así la atención del espectador y que hace de su
cuadro uno de los mejores que jamás se hayan interpretado sobre el
gran tema del dolor humano.
3.3.4 Los “centros de interés” en la composición
Llamamos
“centros
de interés”
de la composición, aquellas escenas, personajes o detalles que el
artista muestra en su obra como más importantes o claves en la
expresión del mensaje que pretende transmitirnos.
En un
cuadro es el lugar donde de forma natural y espontánea se posa
nuestra mirada en primerísimo lugar.
El
centro
de interés
de un cuadro atrae con fuerza nuestra mirada y concentra en él
nuestra curiosidad y atención.
Todos
los demás elementos de la obra irán en función de él y de él
dependerá, en gran parte, que el mensaje sea más fácilmente
comprendido y asimilado.
Veamos
un ejemplo:
Francisco
de Goya.(1746-
1828)
“Los fusilamientos del 3 de mayo” |
Los fusilamientos del 3 de mayo, nos proporcionan un buen ejemplo de lo que se entiende por “centro de interés”. El “centro de interés” de este cuadro se encuentra claramente señalado en el patriota que con camisa blanca recibe en directo la luz del farol que rasga las tinieblas y las balas de los salvajes sin nombre que rompen su vida y la noche con su estruendo. La vista se concentra directamente en ese punto y en su grupo, quedando el resto, nunca mejor dicho, en la penumbra y oscuridad. Solo las víctimas muestran con la luz que reciben del farol, sus rasgos personales, mientras que los asesinos quedan borrados, reducidos a simples bultos por las tinieblas y negrura de su conciencia, de sus uniformes y de la noche.
En un
mismo cuadro puede haber varios
centros de interés.
Ejemplo de varios centros de interés en un mismo cuadro: La caída de Adán y Eva y su expulsión del paraíso, pintado por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina:
Miguel
Ángel (Capilla Sixtina). (1475-1564). La caída de Adán y Eva y su
expulsión del Paraíso.
(Capilla Sixtina, 1508-1512)
Podemos
observar en el cuadro dos escenas adjuntas pero distintas y por
tanto, con dos “centros
de interés”:
la caída de Adán y Eva que comen la fruta del árbol prohibido que
el demonio serpiente les ofrece y el ángel que expulsa a los
transgresores del paraíso.
(Continuará)
Villanueva
de la Peña, 18 de diciembre de 2018
JOSÉ
MANUEL GUTIÉRREZ BRAVO
Maestro,
doctor en Historia,
exdirector de la Universidad
Laboral de Toledo
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