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Calas
literarias
4
En Navidad
La Virgen a solas piensa qué hará cuando al Rey de luz inmensa parirá, si de su divina esencia temblará o qué la podrá decir. ¡No la debemos dormir la noche santa no la debemos dormir! También piensa si le hable en gran seso, por ser el Dios perdurable, de amor preso; o si por hijo entrañable le dé un beso cuando le vea reír. ¡No la debemos dormir la noche santa no la debemos dormir.
Fray Ambrosio Montesino viste el hábito de franciscano y su alma perfuma el entorno de su mundo de fraile y de obispo con la sensibilidad más franciscana que pueda pensarse.
Dámaso Alonso le califica de “dulce” y dice de él que “está siempre en trance, si no de misticismo, de la más humana y simpática piedad, siempre parece escribir de rodillas (como dicen que pintaba Fray Angélico)”.
Está muy cerca de la reina Isabel la Católica, que le aprecia. Esta sintonía con alma tan grande revela la calidad de su persona.
Su técnica no es la de Lope. Es más humilde. Pero perfora en el Misterio y lo hace tan a fondo que, ante la inminencia del parto de la Virgen en Belén, se le entrecorta el aliento e imagina lo que a nadie, ni a él mismo, se le había ocurrido antes.
Su hijo, el hijo de María, será hijo suyo y, a la vez, será Dios. ¿Qué hará Ella? ¿Adorarle con temor y temblor como a Dios o comérselo a besos cuando le vea reír?
CARLOS URDIALES RECIO
Maestro. Profesor de Lengua y literatura
Emérito UCJC
Maestro. Profesor de Lengua y literatura
Emérito UCJC
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