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89 Nabuco




CORO DE LOS ESCLAVOS: 
      VA, PENSIERO

Cuando se publique a primeros de mayo el blog de AFDA no sé cómo estará la situación sanitaria y socio-económica en España y en el mundo. En todo caso lo que hemos vivido y estamos viviendo en este año 2020 no deja de ser de una importancia capital e histórica. Podríamos concluir con ese dicho tan antiguo de que “el hombre no puede luchar contra los elementos”. En este caso el hombre se habrá dado cuenta de que un microscópico virus puede acabar con su vida, por muy poderoso y autosuficiente que él se crea. El hombre es víctima del coronavirus que lo ha esclavizado o lo tiene aún esclavizado bajo su poder y su amenaza. La humanidad esclavizada por un poder “babilónico”… Y nosotros, los esclavos suspiramos por la libertad que teníamos antes de ser llevados al “destierro de nuestras casas”… para salir a la calle, a la plaza, al bar…y para ello cantamos, no el coro de Nabuco, sino el RESISTIRÉ del Dúo Dinámico… ¡Ironías de la vida!…
Estas reflexiones me han llevado a pensar en el pueblo hebreo que, estando esclavo en Babilonia, suspiraba por su libertad; suspiraba por su vuelta a la Jerusalén bíblica. Nabucodonosor –su coronavirus- los tenía esclavizados. Toda esta historia “sagrada” la podemos recordar leyendo el capítulo de 2 Reyes, 25; el Jeremías, 24 o el Daniel 4. El colofón estaría en el Salmo 137: El coro de esclavos canta por su libertad…

NABUCCO

HISTORIA
Nabucco es una tragedia lírica en cuatro partes con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Temistocle Solera, basada en el Antiguo Testamento y la obra Nabuchodonosor, de Anicète Bourgeois  y FrancisCornue. Verdi compuso esta obra por pura casualidad. Estaba viviendo una etapa muy amarga debido a que su esposa Margarita Barezzi y sus dos hijos pequeños habían muerto poco antes. Había decidido no volver a componer, pero una tarde de invierno…Él mismo en Esbozos autobiográficos nos dice:De camino sentí una especie de desazón inexplicable, una tristeza intensa, un dolor que casi me hacía estallar el corazón. Una vez que llegué a casa, lancé el manuscrito a la mesa con un movimiento brusco y me quedé ahí, delante de él, hundido en pensamientos. Al chocar con la mesa, el libro se había abierto; mis ojos fueron a parar, no sé bien cómo, a una página abierta ante mí. Y leí: “Va pensiero sull’ali dorate…Sobrevolé también los siguientes versos y me quedé impresionado, sobre todo al comprobar que estos procedían casi literalmente de la Biblia, libro que siempre leía gustoso. Leo un párrafo, leo dos. Pero entonces, con el renovado propósito de no componer más, cierro el texto y me voy a la cama. ¡Pero Nabucco no para de darme vueltas en la cabeza! El sueño no quiere acudir, me levanto, leo el libreto no solo una vez, sino, dos, tres, muchas veces; a la mañana siguiente puedo decir que me lo sé de memoria”.
Cinco meses más tarde componía las primeras notas del aria de la muerte de Abigail con que acaba la obra. El papel de Abigail fue interpretado por Giuseppina Strepponi, posteriormente su segunda esposa. Se cuenta que ella y otras sopranos dañaron sus voces por la alta tesitura en que está compuesta. Fue el primer gran éxito de Verdi debido no sólo a las cualidades musicales de la misma, sino también a la relación y comparación que hacía el público italiano con la historia del pueblo judío y las ambiciones nacionalistas de esa época. Los italianos asimilaron el coro de “Va, pensiero” como un canto contra la opresión extranjera en que vivían.

EL LIBRETO
Temistocle Solera narra la invasión del reino de Judea por parte del rey babilónico Nabucodonosor II en el año 586 a. de C., cuando fue destruido el templo de Jerusalén y los vencidos hebreos deportados a Babilonia. La escena, sita en Jerusalén y Babilonia, presencia uno de los núcleos de la trama: el amor que Ismael siente por Fenena, hija amada de Nabucco, ahora prisionera de los hebreos, que corresponde a este amor, se convierte a la religión judaica y comparte la suerte del pueblo de Israel. El otro es el carácter maligno y ambicioso de Abigail, que ama también a Ismael y pronto descubre que no es la hija mayor de Nabucco, como todos creían, sino una simple esclava, y Fenena la heredera del trono. Abigail aprovecha un momento de locura y soberbia de Nabucco, que se declara superior a su dios Baal, y le arrebata la corona. Decreta la muerte de los prisioneros hebreos, entre los que se encuentra Fenena, y encarcela a Nabucco. Éste recupera la razón, se desespera ante la maldad de Abigail e invoca al dios de Judea, Jehová, para que le devuelva el vigor y la fuerza para poder salvar a su hija y recuperar el trono. Abigail se suicida con veneno y, antes de morir, implora el perdón de Dios, bendiciendo a Fenena e Ismael.

LA PARTITURA
Musicalmente los tres personajes principales de la obra (Nabucco, Abigail y Zacarías) tienen un peso vocal específico que marca, sin duda alguna, un antes y un después en las artes creativas del maestro, sin contar la influencia sublime del coro. Cuesta encontrar hasta este momento un papel de prima donna tan maléfico como el de Abigail. Es curioso, además, que aunque la ópera gire en torno al conflicto religioso y político entre dos hombres (Zacarías y Nabucco), sea la sed de venganza de Abigail la que lleve las riendas del drama. Describir las audacias de la escritura vocal de este rol en pocas líneas resulta complicado, pero podría resumirse así: una entrada en el registro medio que asciende en poco tiempo hasta el Si y el Do de pecho sobre una orquesta muy pesada, arias de inspiración belliniana en mezza voce seguidas por violentos contrastes en forte fortissimo, recitativos dramáticos que juegan constantemente con los cambios de registro (uno de ellos de dos octavas, de Do3 a Do5), y partes en las que su voz debe sobresalir por encima de la orquesta, el coro y el resto de roles individuales. Y como mencionábamos, el coro es el gran protagonista, no sólo por el emotivo aspecto patriótico, sino que, a la manera del coro en la tragedia griega, redondea, comenta, delimita y empuja la acción, dándole una importancia increíblemente novedosa con un inconfundible pueblo protagonista en Nabucco.

CORO: VA PENSIERO
Es el coro del tercer acto de la ópera, en FA
sostenido mayor, inspirada en el Salmo 137 «Super flumina Babylonis». Posteriormente, como se ha dicho, se convirtió en un himno para patriotas italianos, quienes, identificándose con el pueblo hebreo, buscaban la unidad nacional y la soberanía frente al dominio austríaco. La canción, cuyo tema es el exilio y que expresa nostalgia por la tierra natal, así como la frase «Oh mia patria sì bella e perduta!» (en italiano, «¡Oh patria mía, tan bella y perdida!») resonaba en el corazón de muchos italianos que hicieron de Verdi el músico de la causa nacional por excelencia durante dos décadas, hasta que Italia venció -y nació- con la coronación del rey Víctor Manuel II de Saboya (1861).
El coro comienza cantando todo él al unísono, una sola melodía para todas las voces incluso también para las trompas que lo acompañan. Al llegar a “Arpa d’or el coro se expande en diversas voces polifónicas, como recordando las seis cuerdas del arpa de David y posteriormente, de nuevo, vuelve al unísono en O t’ispiri, aunque las trompas no lo hacen. Sólo en la última repetición de al patire virtù suena la cadenciosa polifonía final.



                                               
 En italiano
Va, pensiero, sull'ali dorate;
va, ti posa sui clivi, sui colli,
ove olezzano tepide e molli
l'aure dolci del suolo natal!
Del Giordano le rive saluta,
di Sionne le torri atterrate...
Oh mia patria sì bella e perduta!
Oh membranza sì cara e fatal!
Arpa d'or dei fatidici vati,
perché muta dal salice pendi?
Le memorie nel petto raccendi,
ci favella del tempo che fu!
O simile di Solima ai fati
traggi un suono di crudo lamento,
o t'ispiri il Signore un concento
che ne infonda al patire virtù.
che ne infonda al patire virtù
che ne infonda al patire virtù
al patire virtù!
En español
¡Vuela pensamiento, con alas doradas,
pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el dulce aire de la tierra natal!
¡Saluda las orillas del Jordán
y las destruidas torres de Sion!
¡Oh, mi patria, tan bella y abandonada!
¡Oh recuerdo tan querido y fatal!
Arpa de oro de fatídicos vates,
¿por qué cuelgas muda del sauce?
Revive en nuestros pechos el recuerdo,
¡Que hable del tiempo que fue!
Al igual que el destino de Sólima
Canta un aire de crudo lamento
o que te inspire el Señor una melodía,
que infunda valor a nuestro padecimiento,
que infunda valor a nuestro padecimiento,
que infunda valor a nuestro padecimiento,
al padecer, valor!


SALMO 137


1 Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos y llorábamos acordándonos de Sión. 2 De los sauces de sus orillas colgábamos nuestras cítaras. 3 Allí nuestros opresores nos pedían canciones; los que nos habían llevado atados, alegría:”Cantadnos algunos de los cantos de Sión”. 4 ¿Cómo habíamos de cantar las canciones de Yavé en tierra extranjera? 5 Si yo me olvidara de ti, Jerusalén, olvidada sea mi diestra. 6 Péguese mi lengua al paladar si yo no me acordara de ti, si no pusiera a Jerusalén por encima de mi alegría….




ARGUMENTO
PERSONAJES Y SU TESITURA MUSICAL

NABUCCO, rey de Babilonia, barítono
ABIGAIL, supuesta hija mayor, soprano
FENENA, hija de Nabuco, mezzosoprano
ISMAEL, sobrino del rey de Jerusalén, tenor
ZACARÍAS, Sumo Sacerdote de Jerusalén, bajo
ANA, hermana de Zacarías, soprano
ABDALLO, oficial babilonio, tenor
SUMO SACERDOTE de Babilonia, bajo
CORO………………………………………………

Acto I: Jerusalén

Jerusalén es asediada por el rey de Babilonia Nabucodonosor. Los hebreos imploran a Yavé para que protejan el templo de Salomón de la invasión. El sumo sacerdote Zacarías llega y exhorta al pueblo a no desalentarse, llevando consigo como rehén a Fenena, la hija primogénita de Nabucco. Ismael, sobrino del rey de Jerusalén, entra en escena anunciando que nada podrá parar al ejército babilónico. Zacarías le confía entonces el cuidado de Fenena y anima al pueblo hebreo a defender la ciudad y el templo.
Una vez solos, Fenena e Ismael se declaran su amor: se habían conocido años atrás en Babilonia en la situación contraria, cuando Ismael fue apresado por los babilonios y liberado posteriormente por Fenena. Ismael planea la liberación de ésta cuando irrumpen varios guerreros babilónicos con Abigail a la cabeza, la hija ilegítima del rey Nabucco y por lo tanto hermana de Fenena. Abigail comienza amenazándoles a los dos de muerte y después le ofrece a Ismael la liberación del pueblo hebreo a cambio de su amor. Ismael rechaza su propuesta.
Los hebreros, aterrorizados por el poder de los invasores, vuelven a refugiarse al templo. Poco después aparece por fin en la entrada del mismo el temible rey de Babilonia: Nabucco. Zacarías le amenaza con matar a su hija Fenena si osa entrar. Nabucco baja del caballo y blasfema contra el Dios de los hebreos dentro del templo. Zacarías se dispone entonces a atacar a Fenena, pero Ismael se interpone y permite que ésta regrese a los brazos de su padre. Nabucco tiene entonces campo libre para saquear el templo y conquistar Jerusalén. Zacarías maldice a Ismael por traicionar a sus hermanos.

Acto II: La impía

A Abigail le entregan un documento en el que se constata que ella no es la hija de Nabucco, sino la hija de un esclavo y su odio hacia su presunta hermana Fenena aumenta. El sumo sacerdote de Baal entra en el palacio muy agitado, desvelando a Abigail que Fenena está liberando a los hebreos en Jerusalén. Abigail encuentra entonces un argumento para interponerse frente a su hermana y hacerse con el trono. El sumo sacerdote de Baal decide aliarse con Abigail, corriendo el rumor falso de que Nabucco murió en el combate: solo le corresponde a Abigail el derecho de atacar.
Mientras tanto, en otra estancia del palacio, Zacarías, el sacerdote hebreo, llega con las intenciones de convertir a Fenena a la fe israelita bajo las Tablas de la Ley. Los hebreos irrumpen después y acusan de traición a Ismael por haber liberado a Fenena. Pero Zacarías les desvela que Fenena ya es una judía más al haberse convertido y que por lo tanto Ismael no les traicionó.
Abigail llega entonces con sed de venganza, reclamando la corona de su hermana. Nabucco aparece justo después, se aferra a la corona y, delirando, blasfema contra todos los dioses y exige a todos que adoren a un solo Dios: él mismo. Fenena le revela a su padre que se ha convertido al judaísmo y, preso de la ira, éste le exige postrarse ante él. La confusión y la locura de Nabucco van in crescendo hasta que acaba perdiendo la corona, que rueda por el suelo. Entonces, Abigail la recoge y se proclama reina de Babilonia.

Acto III: La profecía

El sumo sacerdote de Baal le presenta a Abigail, que se ha hecho con el trono, la sentencia de muerte para todos los hebreos y para su hermana Fenena. Nabucco aparece desvariando y Abigail le solicita que firme la sentencia, cosa que consigue sin trabas. Pero Nabucco se percata entonces que ha autorizado el asesinato de su hija Fenena y quiere cambiar de opinión, aunque ya es demasiado tarde.
Aterrorizado, intenta buscar el documento que revela el origen de baja cuna de Abigail, pero ésta lo había destruido previamente. Después, Abigail ordena a los guardas que apresen a Nabucco, que está dispuesto a cualquier cosa para salvar a su hija Fenena.
Mientras tanto, los hebreos son condenados a trabajos forzosos en las orillas del río Eúfrates. Zacarías insufla coraje a su pueblo desvelando su visión: el imperio babilónico caerá pronto.

Acto IV: El ídolo roto

Nabucco escucha el cortejo que conduce a su hija a la muerte y, desesperado, implora al Dios de los judíos que la salve, jurando reconstruir el templo que había destruido. Entonces lleva el oficial Abdallo acompañado de varios soldados, que liberan al rey y le acompañan a liberar a su hija.
En los jardines del palacio de Babilonia, Fenena y los hebreos rezan sus últimas plegarias antes de abrazar la muerte. Nabucco llega entonces y ordena que detengan el sacrificio, así como la destrucción del ídolo de Baal. Pero este se hace añicos por sí mismo ante sus palabras, porque Dios le ha escuchado. Nabucco libera al pueblo hebreo y les promete levantar un nuevo Templo dedicado a Yavé, Dios al cual adorará también el pueblo babilónico desde ese momento.
Abigail llega por última vez, en esta ocasión para ser sacrificada. Antes de morir se arrepiente de sus pecados y pide perdón a Fenena y a los judíos. Zacarías predice la gloria de Nabucco al servicio del Dios de los hebreos.


Audiciones
        Coro de esclavos, con traducción:
                 https://youtu.be/J5qi_4DnpKg
                 https://youtu.be/DxP2SVCIiY0
        Aria de Abigail: https://youtu.be/Sy4v_rXjBjQ
        Cavatina de Zaccaria: https://youtu.be/SLV2bqzUu_c

Consultas
          -Roberto Montes: Nabuco de Giuseppe Verdi
           -ALIER, Rogier: Guía universal de la ópera. Barcelona, Robinbook, 2007.
           -FRAGA, Fernando y PÉREZ ADRIÁN, Enrique: Los mejores discos de ópera. Madrid
           -Félix Ardanaz. “Nabucco” de Giuseppe Verdi. “Viva Vittorio Emanuele Re d’Italia”.
           -Enciclopedia Salvat, Los grandes compositores, tomo 3
           -Roger Alier, Marc Heilbron y Fernando Sans Rivière: La discoteca ideal de la ópera
            Editorial Planeta, S. A., 1995. ISBN 84-08-01285-Los grandes compositores.

  AUXENCIO MUÑOZ ACEBES

Maestro. Catedrático de Lengua y Literatura

Organista




2 comentarios:

  1. Extraordinaria aportación de Auxencio al AFDA 89 con la plasmación del Nabuco de Verdi: un regalo textual y musical

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  2. Federico Trullás2 de mayo de 2020, 10:23

    Hola Carlos

    Me ha gustado el articulo sobre le Opera de Nabucco.

    Ya se lo he dicho y estaría bien que escribiera sobre otras Operas.

    ResponderEliminar

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