Índice, AFDA, 15 de diciembre, 2010
Pregón: Cultura de estrellas. Reflexión: Ara pacis. Hemos leído: Luz del mundo. Florecillas monacales: Fray Paparruchas. Rincón de Apuleyo: A pintar a Belén. Sonetos: Navidad. Afderías: Naviderías, Invernales. Nuestra Escuela de vanguardia: Avenida de los maestros. Claves. El genio pedagógico de La Salle: Innovaciones geniales. Nuestro Castillo interior: Versos y oración. Lo sagrado.
ADDENDA. AFDA felicita. Una frase bíblica al mes: La cuerda de tres hilos… Colaboraciones: Lenguaje poético medieval para la Gloriosa. Documentos de oro: Pedagogía y anacronismo. Omni certe pictore. Ultima Cumaei. El hecho extraordinario. Nostalgias con alas: Amigos para viajar.
PREGÓN
CULTURA DE ESTRELLAS Y GANADERA
En Heliand, el poema literario alemán más significativo del siglo IX, se dice que los Magos eran “varones sabios en palabras” y “unas personas llenas de sabiduría” que “miraron muy sabiamente al cielo”.
Los pastores no eran meros vigilantes de rebaños. Eran pastores cultos, por más que su cultura no fuera la de los Magos. Sabían de qué les hablaban los ángeles. Entendieron lo que les dijo el Cielo porque previamente sabían cosas muy difíciles, eran personas cultivadas aunque no hablasen el lenguaje de los ángeles.
En nuestro magisterio se nos llegó a decir que la ciencia de un maestro cabía en una hoja de perejil. Craso error.
A mayor ciencia de las estrellas, mayor posibilidad de ver el Cielo y no sólo de ver estrellas.
A mayor cultura del israelita que pastorea, mayor posibilidad de entender el balido de las ovejas y las voces de los ángeles de Israel.
Nosotros no buscamos ni profesamos ni pretendemos una fe sin el cortejo de la cultura.
Sí estamos por la fe que encarne en la cultura:
- El Nacimiento de Cristo que se haga barro y arte en los belenes.
- Su Pasión que se nos dé verla en la Semana Santa hecha arte y tronos o pasos por las calles de las ciudades.
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El "Ara pacis" que consagró Augusto en enero del año 9 de Cristo es un sagrado altar de Roma a la Paz.
También es la afirmación en mármol blanco de los dos pilares -hoy diríamos valores- que hicieron de Roma "alma mater" del mundo.
Tras el emperador marchan los sacerdotes, los altos funcionarios del Estado y la familia imperial: van revestidos y les acompaña un nimbo de gravedad y de dignidad.
Prima Acies
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Luz del mundo, el Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos,
Benedicto XVI, Ed. Herder, Barcelona, nov. 2010.
No basta con vivir en cristiano. En estos tiempos nuestros todavía más que en otros hemos de saber dar razón de nuestra esperanza y no sólo vivirla. El mandato es apostólico. Nos dice San Pedro: “Reconoced al Mesías como al Señor, dispuestos siempre a dar razón de vuestra esperanza a todo el que os pida una explicación” (1Pe 3,15-16).
Meter Seewald (1954) periodista bávaro que vive en Munich, acaba de entrevistar al Papa, y le ha hecho 220 preguntas. El libro es una conversación, de seis horas de duración, 228 pp., en el que el Santo Padre da razón de la fe y de la vida cristiana y de grandes y pequeños temas propios de este momento de la Iglesia y de la Humanidad. Las respuestas claras que vienen en este último libro del Papa nos facilitan las explicaciones que debemos darnos a nosotros mismos y dar en nuestro entorno a todo el que nos las pida.
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SONETOS DESDE EL SENTIMIENTO
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DE CÓMO FRAY GREGORIO PASÓ A LLAMARSE FRAY PAPARRUCHAS
El caso es que, llegada la Navidad, como quiera que nuestros monjes tenían agotado de años anteriores el rico repertorio de las Representaciones del Nacimiento de Nuestro Señor de Gómez Manrique, las églogas navideñas de Juan del Encina, las de Lucas Fernández, los Diálogos del Nacimiento de Torres Naharro, los deliciosos Autos de Gil Vicente… consiguieron de una abadía inglesa una graciosa pieza navideña de Carlos Dikens en la que su protagonista Mr. Scrooge a las felicitaciones y alegrías de Navidad respondía desdeñoso y malhumorado con un singular juicio de valor: ¡Paparruchas!
El papel de Mr. Scrooge le tocó en suerte a fray Gregorio, recto e íntegro siervo de Dios. Y allí fue de ver sobre las tablas cómo espantaba los fantasmas de las Navidades pasadas, de las presentes y de las futuras y a cuantos se atrevían a felicitarlo con un genial ¡Paparruchas! que repartía a diestro y siniestro: ¡Paparruchas!, ¡Paparruchas!, ¡Paparruchas!
El éxito de la pieza fue tal que los monjes todos salieron de la representación, actores y espectadores, alabando a Dios que, al final del relato hecho drama, había convertido el avaro y malhumorado corazón de Mr. Scrooge a la bondad y a la generosidad. Se hacían lenguas nuestros monjes de la extraordinaria interpretación que de Mr. Scrooge había hecho fray Gregorio con su ¡Paparruchas, paparruchas, paparruchas!
Aquella pieza navideña está hoy ya más que desdibujada en la memoria de los jóvenes monjes de aquel entonces, ahora ya en su mayoría sesentones, pero a fray Gregorio le llamaron desde aquel día y aún hoy se le conoce cariñosamente entre sus hermanos los monjes como fray Paparruchas.
Y cuentan las crónicas monacales que se han emplazado todos para volver a representar aquella singular obrita en el Reino de los Cielos, al que no tiene prisa de llegar, pues que han de servir todavía mucho a Dios y a sus criaturas en este mundo que tanto les necesita.
CUR
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NAVIDERÍAS ESCRITAS POR MIS ALUMNOS DE 5º CURSO DE PRIMARIA
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AFDERÍAS INVERNALES
Dicen que cuando los ángeles lloran caen del cielo gotas de lluvia; supongo que cuando nieva es porque sacuden las plumas de sus alas.
El sacristán no tiene mascota, y envuelve con un chaleco de lana el gallo que corona la veleta del campanario.
Ajusta los marcos de la ventana, u oirás castañetear los dientes de sus cristales.
En el alero del tejado, los carámbanos aguardan impacientes el portazo de algún desaprensivo.
Nunca entenderé que nuestras madres, en plena llanura castellana, nos abrigaran con un pasamontañas.
El snowboard resulta una forma de esquí interesante en tiempo de crisis: ahorras una tabla y dos bastones.
Lo del caqui resulta paradójico: fruta tropical para consumir en diciembre. Claro que tanto sonrojan las mejillas los calores del estío como los rigores del invierno.
Mientras unos envuelven sus sueños en tela de raso, otros duermen al raso e intentan pensar que todo ha sido un sueño.
En invierno, las cigarras hacen cola frente al INEM de las hormigas.
Nunca conocerás a nadie tan paciente y con tan poco sentido del ridículo como el muñeco de nieve.
En ocasiones hace tanto frío, que hasta al viento se le corta la respiración.
Ángel Hernández
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DESDE LA AVENIDA DE LOS MAESTROS
2. EN LA ENCRUCIJADA DE LO SOCIAL
Las avenidas de nuestro Campus La Salle se han ampliado con otros estudios, también de educación, pero fuera de los límites del campo de Magisterio. En el año de 1997 se crea la especialidad de “Educación social” y en el redondo año de 2000 termina la primera promoción. Es interesante echar una mirada a estos estudios que, por otra parte, son hermanos de Magisterio y que hoy están cobijados bajo el paraguas académico de la Facultad de Educación. Nació como Diplomatura y hoy, de acuerdo con las exigencias del Proceso Bolonia, se ha convertido en carrera de “Grado en Educación Social”.
Los alumnos de esta especialidad muestran, en su imagen física, algunas diferencias con el resto de estudiantes de este campus: al menos antes, eran más desenfadados en el vestir, más creativos, más informales, menos sujetos a las normas que sus hermanos los maestros de la educación formal. Los educadores sociales se sienten más “sociales” que “pedagogos” y encarrilan sus estudios de una forma quizás menos teórica y muy cercana a la intervención de cuantos problemas sociales requieran un tratamiento educativo. Tuve la oportunidad de comprobarlo cuando les di un curso sobre Didáctica General: en su esquema mental, la Didáctica era cosa de maestros; ellos requerían “otra cosa”.
El “educador social” aprende en este centro, que está dotado de personal docente cualificado y experto, a diseñar proyectos y procesos educativos más bien de la educación no formal. Es amante de la educación a través del ocio y del tiempo libre; aprende a trabajar para lograr la integración y para superar la exclusión social; vive intensamente en su carrera los problemas de quienes serán sus clientes: los menores y sus familias con problemas, las personas adultas que necesitan ayuda, los encarcelados, las personas que viven en centros de rehabilitación, las personas en actividades extraescolares…
El educador social tiene un campo de formación variado, atractivo y exigente: debe saber diseñar, planificar, evaluar programas y estrategias de intervención socioeducativa; aprende a ser mediador para resolver conflictos, a analizar la realidad y a detectar las necesidades socioeducativas de ésta y a fomentar la cohesión social entre grupos e individuos. Todo ello exige un perfil profesional entre cuyos rasgos podemos citar: confianza en las personas, actitud empática, capacidad de comunicación y escucha, motivación para el trabajo solidario, comprometido con el medio ambiente, innovador, reflexivo y creativo… Es decir, unas cualidades que se exigen hoy a cualquier profesional de la educación y otras que identifican más precisamente a quienes van a tener su escuela en esa sociedad abierta, llena de problemas, acosada por conflictos de todo tipo. También es necesaria cierta dosis de valentía y de arrojo ya que, en cierto modo, no se dispone de la cobertura que proporcionan los establecimientos educativos formales.
En la encrucijada de lo social también tenemos como nuevo Grado el de “Trabajo Social”. Es nuevo en este centro. Y tiene un perfil propio, aunque pueda, para los profanos, ser casi confundido con la Educación Social. Pues no, es necesario saber diferenciar. El Educador social no debe ser confundido con el “Trabajador social”, profesional universitario de la intervención social, cuya función es “la valoración y orientación de las personas con problemas psicosociales y la gestión de los recursos sociales dispuestos para atenderlas”. Un profesional que “trabaja para prevenir problemas sociales y para ayudar a las personas más desfavorecidas de nuestra sociedad fomentando el desarrollo de la calidad de vida y de ll bienestar social”. Y tampoco deben ser confundidos con los “Técnicos en Integración social”, profesión no universitaria que trabaja en “el desarrollo y la ejecución de programas y actividades para personas con dificultades de integración social”, ni, por supuesto, con el “Técnico en animación sociocultural”, profesional no universitario “centrado específicamente en los procesos socioculturales, cuyo papel es la dinamización de personas, grupos y comunidades para comprometerse en los procesos de cambio y transformación de su propia realidad sociocultural”. Como podemos ver hay una gran riqueza y variedad de profesiones “de lo social” en este centro. El carisma lasaliano de atención y de servicio hacia los más necesitados encuentra en estas profesiones “de lo social” un campo de compromiso educador que enriquece grandemente aquella Escuela de Magisterio que encaminaba a sus maestros por las vías y hacia los centros lasalianos de educación formal.
Teódulo GARCÍA REGIDOR
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educarles en español y cristiano
Tutmosis III, faraón y guerrero victorioso, emprendió 17 campañas militares. Las ganó todas. Las fronteras de Egipto se estiraron en su tiempo como nunca lo habían hecho. Se le conoce como el Napoleón egipcio.
Los países derrotados le ofrecían tributos.
Se llevaba a los hijos de los reyes a su corte y les daba la formación que más convenía a Egipto.
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San Juan Bautista de La Salle merece un lugar destacado tanto en la historia de la pedagogía como en la Historia de la Iglesia, y ello a causa de tres innovaciones que él introdujo y que transformaron, por un lado, la escuela tradicional y la figura del maestro —Historia de la Pedagogía—, y por otro, la vida religiosa —Historia de la Iglesia—.
Tal vez no se ha dado a estas innovaciones la importancia que han tenido para nuestro mundo actual.
PRIMERA INNOVACIÓN
1. La primera innovación fue el paso de la escuela tradicional a la escuela cristiana.
Apenas unos meses después de verse mezclado, sin buscarlo, en la fundación de una escuela, cayó en la cuenta de que abrir una escuela, si era una más entre las muchas que había en su tiempo, no valía la pena. De las escuelas de entonces, unas cobraban la enseñanza para pagar al maestro, y en otras se enseñaba por caridad a los pobres que no podían acudir a las de pago. En todas estas escuelas, de enseñanza elemental, se enseñaba de la misma manera, con un sistema individual, que facilitaba muy poco el aprendizaje, y sirviéndose del latín, en vez de la lengua popular. Además vio que los maestros no estaban preparados y que para cambiar la escuela había que comenzar por cambiar al maestro.
Pero lo primero que cambió fue la «finalidad de la escuela». En la escuela tradicional se pretendía educar al niño como miembro de la sociedad, y que tendría que desarrollarse dentro de ella. La Salle cambia la óptica radicalmente: en la escuela cristiana se educará al niño como miembro de la sociedad, desde luego, pero además, como hijo de la Iglesia. Y el maestro verá en el niño no sólo al ser que se hará adulto, sino a un hijo de Dios, que será buen ciudadano y buen cristiano, a la vez.
Con esta nueva perspectiva, la escuela experimentó un cambio radical: las relaciones del maestro y del alumno cambiaron; cambió el modo de enseñar, el sistema individual dio paso al sistema simultáneo, se iniciaba a la lectura mediante la lengua vulgar, la que servía para dirigirse a Dios... y todos estos cambios se hicieron de común acuerdo del fundador con sus maestros... ¿Cuál era el motor de este cambio? El espíritu de fe, que era el espíritu del cristiano, y que hace ver todas las cosas desde la perspectiva de Dios. Y es también el espíritu del Instituto y del Hermano.
Cuando algunas familias pudientes se dieron cuenta de que en la escuela cristiana se enseñaba más, mejor, y además gratis, se apresuraron a cambar a sus hijos de escuela. Y de ello nació la oposición de los maestros que perdían alumnos, y por lo tanto, parte de la paga. Hasta cinco pleitos tuvo que sufrir La Salle, y terminó perdiendo, porque le obligaban a admitir en sus escuelas sólo a los pobres de solemnidad. Los considerados ricos, ¿no tenían también derecho a la educación que recibían los pobres?
José María Valladolid
RETAZOS LASALIANOS, 12
LA TRES INNOVACIONES GENIALES DE SAN JUAN BAUTISTA DE LA SALLE
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El “corazón despierto” lo está especialmente mientras trabaja, mientras vive. Es decir, mientras ama. La Liturgia de las Horas propone este bello poema-oración para los momentos de trabajo (hora de Sexta) , para el tiempo en el que vemos al hombre y al mundo “con la mirada limpia” y en el que ensayamos nuestra mejor aventura: “entregarme del todo…” en una vida que es “soñar, amar, servir”… y esperar la llamada.
Sólo desde el amor
Sólo desde el amor
la libertad germina,
sólo desde la fe
van creciéndole alas.
Desde el cimiento mismo
del corazón despierto,
desde la fuente clara
de las verdades últimas.
Ver al hombre y al mundo
con la mirada limpia
y el corazón cercano,
desde el solar del alma.
Tarea y aventura:
entregarme del todo,
ofrecer lo que llevo,
gozo y misericordia.
Aceite derramado
para que el carro ruede
sin quejas egoístas,
chirriando desajustes.
Soñar, amar, servir,
y esperar que me llames,
Tú, Señor, que me miras,
Tú que sabes mi nombre.
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En el filo de AFDA, 15 de diciembre, 2010
Mesa de redacción: Carlos Alda, Diego Coca, Teódulo Gª Regidor, Ángel Hernández, Gonzalo Rodríguez, Apuleyo Soto y Carlos Urdiales.
Firmas: Carlos Alda, Ángel Hernández, Teódulo, Apuleyo, JM Gutiérrez Bravo, Rafael Martín, CUR, JM Valladolid.
Dibuja, ilustra y pinta: Diego Coca.
Taller informático: Diego Coca, Carlos Urdiales, Pilar Rojas.
Bien quisiéramos en nuestro taller que el colmillo de los fallos técnicos no hiciera mella en las carnes de nuestro filo del amanecer tres. Pero, velay los arañazos con que salimos y que haréis bien en perdonar, como buenos cristianos.
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