ÍNDICE PRINCIPAL
Pregón: Creativos
Nuestros maestros: Aforismos. Vejez como un traje nuevo. Eugenio d´Ors.
Nuestra Escuela de Vanguardia: De
ayer a hoy. Un Instituto pionero. Teódulo.
Para salvar la
educación: Escuela que no sea
museo. Ramiro.
La meta de nuestra sabiduría: Puntualizaciones
(VI) Pietas.
Alta política con
estilo: La vida como servicio. Ramiro.
Casicuentos. Los sueños de Akín. Ángel H.
Soneto desde el sentimiento: Sueños
rotos. Ángel H.
Traigamos a los clásicos. Santa
Teresa. CUR.
Buzón teológico: Dios se hizo hombre… y a lo pobre.E. Malvido.
Afderías: Escuelerías de la escuela. CUR
Afderías: Escuelerías de la escuela. CUR
Educación física: La gimnasia
moderna. Los inspiradores I. F. Sáez.
El rincón de Apuleyo: Peticiones a los Reyes Magos.
¡CREATIVOS!
Göthe, germano puro, a pesar de sus coqueteos con Italia,
dijo que no quería la beatitud eterna si en ella no había cosas que hacer.
El Creador nos ha hecho a su imagen y semejanza, por ello, creativos.
Nos gusta el descanso pero, en cuanto arcilla moldeada por las Manos de Dios, queremos
el descanso para el último día de la semana, cuando Dios deja de ser Creador
para hacerse Providencia, pues que empieza la fiesta de lo creado y todo está ya
en su elemento y vivo, activo: el pez patinando por el agua; el ave rompiendo
el puro aire, en aéreo vuelo; el animal de tierra dejando detrás de sí el polvo
del camino que anda...
Dios no se cansa creando, le recrea y divierte crear.
Tampoco, con ser más empinado a nuestros ojos, ni desdeña ni le fatiga el
cuidado amorosamente providente de lo que creó. Inmutable descanso y acción.
“¡Queremos un Paraíso en el que no se descanse nunca!” Ya lo
hemos empezado aquí. Hacemos, creamos.
Aforismos del maestro Eugenio d´Ors
El maestro Eugenio d´Ors también nos
enseñó
a obedecer a las leyes de la naturaleza
para que en todo trance triunfe el estilo.
Hay que irse acostumbrando a la
vejez
para bien llevarla.
Como un traje nuevo.
Como hay “nuevos ricos”, hay
“nuevos viejos”.
Témelos y témete en el trance.
UN INSTITUTO PIONERO
El pasado día 12 de diciembre fue presentado en el Centro
Superior de Estudios Universitarios “La Salle” de Aravaca-Madrid el libro del hermano y profesor Alejandro Pérez Urroz, titulado “El Instituto San Pío X al servicio de la Palabra y de la escuela
cristiana (1955-2005); dicho libro narra la historia de este Instituto
Superior durante sus primeros cincuenta años. El acto fue el
recuerdo del ayer, sin realizar ninguna mirada al hoy, a su situación actual.
Por eso quisiera en las líneas que siguen destacar ese ayer, pues tal era el objeto de la presentación y tal es el
contenido del libro. Y lo haré guiado por algunas palabras-referencia que, de
un modo u otro, aparecieron o fueron sugeridas a lo largo de la presentación.
Por ello, esta vez el ayer prevalece sobre el hoy; aunque el “hoy”, que arranca
en 2005, lleva ya casi una década de su nuevo recorrido.
1. Ayer… existió la intuición. Hubo un hombre (H. Guillermo Félix) que intuyó por dónde
iba la corriente (o por donde querían algunos que corriese el río…) y creó un
nuevo cauce para que las aguas discurrieran de otro modo, quizás al servicio de
los mismos objetivos –sí, los del Reino- pero con otras mediaciones. Esta
intuición debía vencer una dificultad: ciertamente no era este el tipo de obra al
que los Hermanos de La Salle estaban acostumbrados. Por eso el acierto de la
intuición fue mayor.
Creación y creatividad. El fruto de la intuición fue la creación de una gran obra. Algo nuevo
surgió en el horizonte lasaliano. La novedad de la creación fue también una
expresión de creatividad. Y a lo largo de estos cincuenta años el Instituto ha sido
pródigo en criaturas que eran reflejo
de su potente fuerza creadora. Baste recordar hacia dónde dirigió los caminos
de la pastoral, cómo diseñó los escenarios de la liturgia, cómo roturó los
surcos nuevos de la catequesis y de la educación cristiana. En los aires de la
Salamanca de los años sesenta se respiraba una atmósfera que no sólo ensanchaba
los profundos anhelos del espíritu sino que hacía mucho más fecundo el
crecimiento.
Vanguardia. El Instituto nació antes de que se
convocara el Concilio Vaticano II. Y en algunas cosas fue pionero, resultó ir
en vanguardia. Sus profesores habían bebido no sólo en las fuentes clásicas de
la tradición teológica, sino en los manantiales incipientes de la teología, la
liturgia y la pastoral que fluían en la Europa de la renovación teológica y
pastoral. Nadie puede negar que en los campos cultivados por el Instituto San Pío
X la siembra era de vanguardia, los métodos de trabajo, también y las cosechas
mostraban frutos que dejaban superados semillas y métodos de ayer. No da este
espacio para nombrar ni describir las obras; baste decir que quien esto escribe
-como otros muchos- abrió los ojos y el alma a escritos, canciones, celebraciones,
métodos o materiales que hacían más cercana la Palabra y más íntima y sabrosa y
auténtica la liturgia.
Compromiso. El Instituto se comprometió en una
renovación a fondo de la Pastoral y de la Catequética, en una puesta al día de
muchas cosas y en la oferta de los nuevos tiempos para la pastoral, que luego
fue confirmada por el Concilio Vaticano II. Y eso a veces no era comprendido;
es más, en no pocas ocasiones fue criticado duramente. Y el compromiso llevó aparejada la crítica a
los viejos cauces de la Iglesia. Quizás en los comienzos del Instituto la
audacia de la novedad ya llevaba incluida la crítica; pero años después, desde
la sede de Madrid, la voz del Instituto (a una profesores y alumnos) se dejó
oír con estilo y carácter propios: una voz disconforme, crítica, constructiva y
renovadora. El Instituto se comprometió en el empeño de una renovación
continuada, que adoptó unas formas en los primeros lustros y que varió o
evolucionó, como digo, en los años de Madrid. (Algunas palabras clave:
ministerio, libertad crítica, voz de los pobres, carácter laical en la iglesia,
signos nuevos de la escuela cristiana…).
Lucha: Pero no era todo fácil. Los vientos no soplaban a su favor. Ni siquiera en aquellos ámbitos que más debieran haber impulsado, animado; pero no fue así. La seguridad del Instituto estuvo en vilo varias veces. En los años sesenta y en los años setenta. Parecía como si el Instituto debiera desaparecer. Las dudas internas (de los fsc) y los cuestionamientos y descalificaciones de fuera (sobre todo la jerarquía) hicieron que el Instituto se mantuviera alerta y estuviera en algunos momentos “en pie de guerra” para defender lo que creía opción suya y obra, al mismo tiempo, de la Iglesia. Reuniones, propuestas, proyectos, solicitudes, idas y venidas… hasta súplicas para que no desapareciera o para que recobrara su plenitud académica (cinco cursos, frente a los dos con los que vinimos a Madrid) muestran con claridad que estos cincuenta años –como describe el libro- no fueron fáciles.
Lucha: Pero no era todo fácil. Los vientos no soplaban a su favor. Ni siquiera en aquellos ámbitos que más debieran haber impulsado, animado; pero no fue así. La seguridad del Instituto estuvo en vilo varias veces. En los años sesenta y en los años setenta. Parecía como si el Instituto debiera desaparecer. Las dudas internas (de los fsc) y los cuestionamientos y descalificaciones de fuera (sobre todo la jerarquía) hicieron que el Instituto se mantuviera alerta y estuviera en algunos momentos “en pie de guerra” para defender lo que creía opción suya y obra, al mismo tiempo, de la Iglesia. Reuniones, propuestas, proyectos, solicitudes, idas y venidas… hasta súplicas para que no desapareciera o para que recobrara su plenitud académica (cinco cursos, frente a los dos con los que vinimos a Madrid) muestran con claridad que estos cincuenta años –como describe el libro- no fueron fáciles.
Servicio y renovación. Pero no se crea que el Instituto se
miraba a sí mismo y defendía unos intereses privativos; el Instituto nació para
servir –a la Palabra y a la escuela cristiana, como reza el título del libro- y
durante esas cinco décadas fue creciendo la extensión y la intensidad de su
servicio, de sus servicios (Estudios universitarios, Sesiones de formación
permanente, Jornadas de Pastoral Escolar, Cátedra de Educación Cristiana,
Escuela de Verano, colecciones de libros, revista Sinite…). Son muchos los
clérigos, los religiosos y los seglares que dan testimonio, cuando la ocasión
se presenta, de que ese servicio ha sido perdurable e impagable. La altura de
sus publicaciones, la profundidad de sus investigaciones y lo universal de su
alumnado hizo que la estima por el Instituto llegara a los cinco continentes.
La presencia de sus profesores en Congresos y foros europeos e internacionales
son digno testimonio de ello.
2. ¿Y hoy?
Todo lo dicho hasta ahora caracteriza al Instituto San Pío X hasta
los primeros años del presente siglo. Hoy… el Instituto ha cambiado: ha
cambiado su ubicación, su fisonomía, su estructura, sus actividades, su modo de
presencia. Llegó a Aravaca con el deseo de realizar un nuevo proyecto que aún
no ha visto la luz. Pero mantiene su voluntad de ser un instrumento nuevo al
servicio de las necesidades, también nuevas, de la formación de educadores
cristianos, catequistas y profesores de religión. Además, cuenta con la gozosa
nueva –por la que otros luchamos tanto tiempo sin éxito- de ver recuperado el
Trienio Básico, lo que le permite recomponer su estructura de Instituto completo. Esto, junto a otras
características de su nueva fisonomía, le lanza hacia el futuro con especiales
garantías. Por eso abrigamos la esperanza de que siga creciendo como árbol
robusto en el campo nuevo de la Evangelización. Y que siga siendo estímulo para caminar aprisa, con seguridad y
valentía, en esta nueva etapa de su andadura, para que emerja el “nuevo Instituto San Pío X para los tiempos nuevos”.
Así lo deseamos para que el hoy y el mañana, aunque necesariamente diferentes,
continúen los valores de ayer.
Teódulo
GARCÍA REGIDOR
Maestro
Maestro
Profesor del Centro Universitario La
Salle
PROPEDÉUTICA
5. PARA QUE LA EDUCACIÓN NO ESTÉ MUERTA:
QUE SU META IDEAL NO SEA EL
MUSEO
Los museos pueden parecer y ser
de hecho cementerios ilustres de
cuanto fuerte y más dotado de vida egregia ha producido el hombre en el
transcurso de su Historia. También puede vérseles como formidables cajas fuertes-palacios en los que se exhiben disecados
y esplendentes, como mariposas de vitrina, los logros más hermosos de
condensaciones de valores, lo mejor del acarreo de joyas de los siglos.
Hay objetos que al descender al
museo pierden su condición de seres inmortales-vivos. Así, el retablo de una
ermita románica perdida en los campos de pan llevar de Palencia. Al entrar en
el museo se convierte en un espectro inmortal de lo que fue. Ya no es posible,
dentro del museo, echarse de hinojos ante la imagen de la Gloriosa como lo
haría Berceo o el labriego que, en la ermita, le va a pedir agua al Cielo para
sus tierras agrietadas por la sequía.
El alumno no va a la Escuela para
llenar su álbum de los cromos culturales que guarda el gigante arcón de tesoros que es su colegio. Tampoco pasa por la
Escuela como el turista que se baña con unos barnices de mera erudición para
una cultura a la violeta, de cuadro en cuadro y de sala en sala, en su caso, de
curso en curso.
El ideal de la Escuela viva no
será nunca el museo, sino la vida desde la vida misma. Como quiera que todo
está en los clásicos, vayamos a nuestro cordobés Séneca: “No para la escuela sino para la vida, Non scholae sed vitae discimus”.
RAMIRO DUQUE
DE AZA
Maestro. Profesor de
Teoría del conocimiento.
Bachillerato internacional
En los centros lasallanos, durante varios siglos,
al comienzo de la jornada escolar,
los maestros pedían al Cielo los dones del Espíritu
Santo,
y en primer lugar el espíritu de sabiduría,
meta de su hacer y del de sus alumnos.
PUNTUALIZACIONES
SOBRE LA SABIDURÍA (VI)
6. Sin la pietas romana no hay
sabiduría
Pieza de oro de la Sabiduría que
es nuestra meta educativa es lo que los romanos denominaron pietas y nosotros entendemos como respeto a cuanto de sagrado contienen
el ser y los valores.
Los valores informan nuestra
personalidad si dejamos que nos invada su “espacio espiritual”, es decir, si
logramos su intuición y los realizamos como tales valores. Los valores nos hacen personas.
Dada su intuición o el salto
interior que nos los hace “vivir por dentro” (la expresión es de Bergson), los
valores desencadenan en nosotros un sentimiento profundo de veneración, propio de la pietas. Es que
los valores son venerandos.
En el fondo la pietas tiene siempre
una orientación sagrada y en su plenitud es cultura y civilización, educación
del hombre.
Si no se es piadoso no se puede
ser de verdad sabio, escribió Vico.
RAMIRO DUQUE DE AZA
Atrás ha dejado también el recuerdo de la larga espera, las
acampadas en las colinas próximas a la frontera de Melilla. Semanas que se le
hicieron siglos, hasta el día en que junto a varios centenares de inmigrantes,
que como él esperaban el momento propicio, intentó el asalto a la valla. Asalto
frustrado, del que ahora sólo conserva la huella de profundas cicatrices en sus
piernas heridas.
RAMIRO DUQUE DE AZA
Vida
de Santa Teresa
Hay que volver a la saladísima
prosa de Santa Teresa, al lenguaje popular y vivo del castellano del siglo XVI,
fresco, con olor a madera de pino recién cortada, animado, cargado de intención
y sentido, que dice más de lo que dice y lo dice que parece que no entrega
palabras sino pura vida en lo que dice.
El quinto centenario de la Santa
nos la ha traído más cerca y nos la hace más de casa.
Empecemos por leer su Vida, por El libro de la vida (1565). Lo escribe
sin ganas. Obedece órdenes, las cumple, pero escribe con todas la voluntad que
tiene, sabe y puede. Llama a su libro “el libro grande” y, también, “mi alma”.
Y es que es grande. Nos deja en él preciosos datos autobiográficos que permiten
que nos asomemos al prodigio de su personalidad. Es un libro pozo, hondo,
sabio. Azorín dirá de él que “a su lado, los más agudos analistas del yo, son
niños inexpertos”.
Libro de la vida. |
Sabemos que escribía con buen
papel y buena tinta, que dejaba márgenes y que espaciaba las letras que trazaba
con claridad. Magníficas señales.
Lo que nos cuenta nos lo cuenta
con una extraordinaria sencillez. Conversa más que escribe: “Éramos tres hermanas y nueve hermanos.
Todos parecieron a sus padres, por la bondad de Dios, en ser virtuosos, si no fui
yo, aunque era la más querida de mi padre…”.
Recrea ante nuestro asombro el
ambiente grave de su familia, en la ciudad de Ávila, siglo XVI. Su padre es un
hidalgo caballero temeroso de Dios; su madre es dulce y está enferma; los doce
hermanos corretean por una ciudad amurallada, mística, militar, en alto, la
capital más alta de España, única.
Arranque del Libro de la vida. |
Teresa ha leído vidas de santos
y, como Don Quijote a fuerza de leer libros de Caballerías sale de su casa para
ser caballero andante, Teresa se fuga de casa con su hermano Rodrigo para irse
a tierra de moros y seguir la suerte de los mártires cristianos. La travesura
infantil es un prodigio de ingenuidad y termina, como era de ley, en una buena
reprimenda.
Los juegos de ermitaños de los
dos hermanos son otra peripecia deliciosa que nos cuenta en su vida la Santa: “En una huerta que había en casa,
procurábamos como podíamos, hacer ermitas, poniendo unas piedrecitas, que luego
se nos caían, y así no hallábamos remedio en nada para nuestro deseo...”
Y llena de ternura es la oración
que le dirige a la Virgen requiriéndola para que haga las veces de su madre que
se le acaba de morir. Teresa va a cumplir los 13 años.
CUR
-Presupuestos-
LA VIDA COMO SERVICIO
Cuanto
más estemos al servicio de los demás, más andamos en la línea de Cristo que
vino a esta existencia nuestra y la empleó en salvarnos a todos. Si como Él
ponemos la vida entera a servir y, si es necesario, como Él ponemos también la
muerte a este servicio, mereceremos la denominación de “hombres de Iglesia (anima ecclesiastica)”, familiar a los
Santos Padres.
Esta
denominación es la laureada, la condecoración máxima que pueda merecer una
existencia mortal.
El día
que la Iglesia se suelte de su clericalismo, la denominación de “hombre de
Iglesia” ya no sonará como nos suena hoy, hombre de Iglesia = clérigo o fan
religioso, sino como una laureada cima.
También
en esto del servicio en nuestra infancia conocimos instancias civiles y
políticas, no clericales sino seglares, que volvían a plantear, como en otros
tiempos de oro de España, “la vida como servicio”. En la Ciudad Lineal de
Madrid había un monumento con una inscripción que decía “La muerte es un acto de servicio”. Tenía el sentido sagrado de
servicio del Dios Todopoderoso, el de la Patria, que era decir, del
prójimo.
Los
responsables clericales, en su conjunto, no prestaron atención a este
movimiento seglar. Se perdió entonces una gran ocasión de España, de Europa y
del mundo. No del todo, porque lo que florece y llega a fruto, mientras
permanezca como “resto de Israel”, no se pierde para siempre.
Que no se
pierda hoy mientras escuchamos al Papa Francisco decir, como nuevo, algo muy
parecido.
Ramiro Duque de Aza
LOS SUEÑOS DE AKÍN
De pie,
recostado sobre una de las acacias del paseo, el joven Akín presta atención a los
transeúntes, al tiempo que por el rabillo del ojo vigila la previsible llegada
de la patrulla policial. En el suelo, extendidas sobre una lonilla gris, las
grabaciones pirata de los últimos éxitos cinematográficos. Tres por cinco
euros. A su venta furtiva dedica buena parte de la jornada, largas horas de
tediosa dedicación salpicadas de eventuales escapadas a toda prisa por callejuelas
próximas, para evitar la incautación del género. Se lo han dejado muy claro: él
sería el único responsable del material requisado, y los mafiosos que se lo han
confiado ya encontrarían la forma de cobrarse de un modo u otro la mercancía perdida.
Una media de
veinte a treinta discos vendidos a lo largo de ocho o diez horas de dedicación,
le reportan un beneficio en torno a los diez o doce euros diarios con los que
poder sobrevivir. Mal comido y ligeramente vestido, mantiene una permanente sonrisa
que contrasta con su evidente penuria. Pero su actitud no obedece a ninguna
forma de disimulo: Akín se siente verdaderamente un hombre feliz.
Cuando llegada la noche comparte alcoba con cinco indigentes y
da reposo a sus maceradas piernas en una ‘cama caliente’ alquilada por seis
horas previo pago de cinco euros, acaricia entre sus dedos los dos o tres euros
sobrantes del bocadillo y la cerveza, única frugal comida que puede permitirse
cada día, aparte del vaso de leche caliente de media mañana y la botella de
agua que rellena en la fuente de una
plaza cercana. Inseparable compañera que su mano izquierda sujeta
permanentemente en sus desplazamientos, mientras con la derecha tira de los
cordones que enlazan los extremos de la
lona y la cierran a modo de hatillo para poder echársela a la espalda.
Cada noche, antes de que el sueño le venza, gusta de volcar
sobre la cama la pequeña bolsa en que acumula los pequeños ahorros; recuenta
las monedas y se siente afortunado. Akín –muchacho
valiente- es el nombre que sus padres eligieron para él. Y él había y ha
sabido corresponder, ha demostrado sobradamente serlo.
Lejos quedaron las interminables jornadas de fatiga, de hambre y
de sed, hasta el agotamiento. Desde Agadez, su pueblo natal, a través de las
tierras desérticas de Níger primero y de Argelia después; la penosa travesía
por la cordillera del Atlas y el permanente tránsito desde el frío helador de
las noches a la abrasadora insolación de los días. Meses enteros de
interminable desesperación, desde que abandonara su casa, a sus padres, a sus
ocho hermanos y les librara de una boca menos para compartir lo poco que en
contadas ocasiones la habitual hambruna concedía.
Vino después la arriesgada empresa de traspasar la frontera
argelina. Y en el puerto de Orán, los trabajos de descargador en el muelle,
agotadores y mal pagados, pero que para Akín significaron una nueva esperanza. Catorce
meses de duro trabajo y veinte mil dinares ahorrados, algo menos de 200 euros;
y con ellos, la posibilidad de hacerse hueco en una patera atestada de
africanos que, como él, perseguían el sueño de alcanzar Europa.
La travesía no concluyó con éxito, pues la patera zozobró y
acabó naufragando. Muchos ahogaron su sueño en el Estrecho, sólo los más
jóvenes pudieron soportar la frialdad de las aguas, y de entre estos únicamente
los capaces de nadar sin desfallecimiento más de tres millas –Akín entre ellos-
consiguieron arribar a la costa almeriense. A partir de ahí, la permanente
zozobra de la huida, el temor de ser aprehendido en cualquier momento y
repatriado sin remedio.
Ahora, ya en Madrid desde hace seis meses, le ampara el
anonimato propio de la gran ciudad. Después de todo lo sufrido, se siente
privilegiado por haber conseguido lo que muchos otros no pudieron lograr. Unos,
con su mismo esfuerzo, sólo obtuvieron la deportación; otros perdieron la vida
en el intento, sumergidos en el mar o asfixiados en los bajos de un camión. Y
muchos de los que llegaron y consiguieron alcanzar la orilla y pisar el asfalto
de la civilización han de soportar continuas vejaciones. Él, a pesar de su
situación de evidente penuria, se considera privilegiado. Quizá algún día la
fortuna le sonría y consiga alcanzar una
vida digna. Da gracias al cielo por ver cada mañana amanecer, y sonríe.
No parecen afectarle la indiferencia –tampoco el menosprecio- de la gente, ni
el miserable regateo que algunos hacen sobre el mínimo beneficio que le
reportan sus ventas.
Akín sonríe feliz, y hasta Agadez, en Níger, a sus padres y a
sus ocho hermanos les llega, a través del viento seco del norte, el aliento de
su fresca sonrisa.
ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO
Maestro. Psicopedagogo. Emérito UCJC
DIOS HIJO SE HIZO
HOMBRE… Y A LO POBRE
1. Dios Hijo se hizo hombre
En Navidad
nuestra fe de cristianos confiesa que el hijo nacido de María en nuestra
historia es ni más ni menos que el Hijo
eterno de Dios Padre.
La fe de los primeros cristianos no surgió con motivo de su
nacimiento, ni en su tiempo de convivencia con el Maestro, ni muchísimo menos
cuando la pasión y la muerte por crucifixión se cebaron en Jesús de Nazaret. La
fe de la Iglesia primitiva en Jesús como “Mesías”, “Primogénito de toda la
creación”, “Señor”, “Sumo Sacerdote”, “Hijo de Dios”, “único Mediador”, “Dios
Hijo”… fue brotando paulatina y progresivamente a raíz de la experiencia
directa o indirecta del acontecimiento escatológico de la resurrección del
Crucificado. Sin resurrección de Jesús no se habría escrito ni una sola línea
del NT, como tampoco habría habido previamente al NT quien proclamara que el
crucificado Jesús de Galilea era el Mesías anunciado por los profetas y
esperado por el pueblo judío siempre
sometido a potencias extranjeras.
Era natural que los primeros cristianos plantearan la
relación existente entre el Resucitado y el Jesús de Nazaret con quien ellos
habían convivido. Todos esos títulos de enorme grandeza religiosa que ellos
reconocían en el Resucitado ¿eran extensibles y aplicables a Jesús el Nazareno?
La identidad divina del Resucitado confesada por Tomás con la inaudita
exclamación “¡Señor mío y Dios mío!” (Jn 20,28) ¿pertenecía también a la
identidad humana de Jesús de Nazaret?
La respuesta a estas decisivas preguntas la encontramos en
los Evangelios, y más concretamente en los Evangelios de Mateo y de Lucas,
quienes nos narran el nacimiento del futuro profeta de Galilea.
Mateo y Lucas conocían en el AT el género literario de madres
estériles por su avanzada edad que, sin embargo, engendraron hijos con la
colaboración de sus maridos. En el AT se utiliza este género literario en el
caso de aquellos israelitas que habían de jugar un papel importante en la
historia de la salvación. El carácter extraordinario del nacimiento
pronosticaba la importancia de su función futura de cara a la historia de
Israel: Isaac, Samuel, Sansón, el mismo Juan el bautista, entre otros, nacieron
de madres que no estaban en edad de procrear.
Pero los evangelistas echaron mano de otro tipo de relato,
probablemente pre-evangélico, que se inspiraba en un acontecimiento realmente
nuevo, el de la resurrección de Jesús. La verdad es que en la resurrección de
Jesús no se observa ningún elemento humano activo. Dios Padre es el único Sujeto
agente. La resurrección había puesto de manifiesto a los ojos de los creyentes
que la nueva vida del Resucitado provenía de Dios Padre y que el resucitado
Jesús nunca había sido tan engendrado, tan hijo de Dios como cuando tuvo lugar
en él el nacimiento escatológico mediante la resurrección.
El modelo narrativo seguido por Mateo y Lucas no fue el
clásico género literario del AT de nacimientos de madres estériles, sino que
fue el de la acción resucitadora de Dios Padre sobre Jesús, con la necesaria
intervención esta vez de la madre virgen María, puesto que verdaderamente el
Hijo “se hizo carne”.
Mateo y Lucas, y sus respectivas comunidades con ellos, no
concluyeron en la filiación divina de Jesús a partir de su concepción biológica
virginal, sino que primero vieron que Jesús había sido “constituido Hijo de
Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los
muertos” (Rom 1,4), y después dedujeron lógicamente que también tuvo que ser
concebido por Dios Padre, sin colaboración de varón, al igual que había sido
resucitado sólo por el Padre, como corresponde al que es el Hijo unigénito del
Padre. El mensaje teológico claro y
directo de los evangelistas Mateo y Lucas es que el nacimiento de Jesús de
Madre virgen es el nacimiento humano de Dios Hijo. El engendramiento de
Jesús en María es primeramente un misterio cristológico, y secundariamente un
misterio mariológico.
Con sus respectivos relatos, Mateo y Lucas confesaban
cristianamente que el Nacido de María sin concurso de varón era el Hijo
unigénito de Dios Padre desde el primer latido de su existencia humana. De esta
manera los evangelistas Mateo y Lucas, así como sus Comunidades, rechazaban la
herejía propia del judaísmo: el adopcionismo, que admitía que Jesús de Nazaret
por su fidelidad al anuncio y a la puesta en marcha del reino de Dios había
sido “adoptado” por Dios como hijo predilecto suyo…
2.… y a lo pobre
Si es importante la confesión que hacemos los cristianos de
que el Niño de la Virgen María es el mismo Hijo unigénito de Dios Padre,
también hay que resaltar la relevancia de que el nacimiento de Jesucristo se
caracterizó por los rasgos que acompañaron al Mesías auténtico enviado por el
Padre, en el Espíritu: su cercanía a la vida y a las personas de los
pobres; su constante intimidad con el
Padre, en el Espíritu; su existencia volcada hacia el bien ajeno; su fidelidad
al Padre en el modo de entender y practicar el “reino de Dios”; el anuncio de
salvación a las personas “condenadas” por las autoridades religiosas de su
pueblo…
De las dos narraciones evangélicas del nacimiento de Jesús,
la narración de Lucas(nacimiento de Jesús
en Belén: anuncio del “ángel del Señor”, visita de pastores, presentación del recién
nacido en el templo de Jerusalén y vuelta a Nazaret) no sólo es históricamente más verosímil que
la de Mateo (nacimiento de Jesús en
Belén: visita de “magos” guiados por una estrella, huida a Egipto, decreto y
matanza de niños inocentes, salida de Egipto y retorno a Nazaret), sino que
además refleja mejor el talante humano e histórico de Jesús el Mesías y el Hijo
del Padre.
Es cierto que hay otros pasajes del NT que expresan con mayor
radicalidad el empobrecimiento experimentado por el Hijo unigénito del Padre en
su nacimiento humano. Así, por ejemplo Jn 1,14: “Y la Palabra se hizo carne”; o
Fil 2,6-7: [Cristo] “El cual, siendo de condición divina, no codició ser igual a Dios, sino que se
despojó de sí mismo tomando condición de esclavo, asumiendo semejanza humana y
apareciendo en su porte como hombre”. Está claro que Lucas con su lenguaje narrativo no alcanza la hondura del lenguaje metafísico empleado
por Juan y Pablo en los textos citados, pero nos muestra históricamente mejor
que Mateo que el nacimiento del Dios Hijo fue un nacimiento a lo pobre.
En cambio, nuestros belenes se atienen sólo a la narración
del evangelista Mateo, porque el relato de Mateo responde a nuestro gusto por
engrandecer a nuestro Señor y Dios, incluso en las situaciones más humildes. Más tarde, cuando leemos la vida de Jesús en
los Evangelios, los ojos y el corazón se
nos van al Jesús de los milagros, sobre todo tras sus milagros de naturaleza y
de revivificación de muertos. ¿Es este Jesús milagrero y vaticinador de futuros acontecimientos el Dios Hijo que
se hizo un hombre como nosotros, semejante en todo a nosotros menos en el
pecar?
Tomás de Aragüés |
Termino con la trascripción de un poema musicado
acertadamente por Tomás de Aragüés, que “pinta” la navidad de nuestro Señor más
al estilo de Lucas.
Desde el cielo de la Virgen
vino el niño a los pañales.
A las doce de la noche
y no
Lo esperaba nadie.
¡Cómo
temblaba de luz, Padre,
cómo
temblaba el pañuelillo de su carne!
Tú
te asomaste a sus ojos
abiertos
de llanto y aire.
A
las doce de la noche
y no Lo esperaba nadie.
Los
ángeles por las nubes,
los
pájaros en el sauce,
los
hombres en las tinieblas
de
los sueños y la sangre.
A las doce de la noche
y no Lo esperaba nadie.
EDUARDO
MALVIDO
Maestro, catequista y teólogo
Escuelerías de la escuela
· En Grecia ¿a las escuelas empezaron a llamarlas
así (scolh: ocio,
tiempo libre) porque lo mejor de ellas ha de ser el recreo?
· Las ikastolas no suenan sólo a griego avascongado.
· “La Escuela de Atenas” de Rafael pasa de los 50 alumnos
(53 y 2 maestros) en la misma aula. Nuestros tiempos la cerrarían.
· Todo niño es listo hasta que va a la escuela. En
cuanto llega, empieza a ser tonto. (Emiliano Mencía)
·
Dale conque los profesores aprende más de sus
alumnos que estos de su profesor… ¿Y qué es lo que aprenden, por favor?
·
El profesor aprende literatura porque tiene que
explicar a sus alumnos quién es Lope y repetírselo mil veces para que se
enteren de algo. Y eso, un año y otro, en una clase y en la contigua, de viva
voz y con la pizarra digital, corrigiendo los exámenes escritos y escuchando la
confesión del alumno que se entera de Lope por haberlo encontrado en internet.
·
Los muertos de los camposantos veranean en los
edificios vacíos y mudos de los centros escolares que cierran esos tres meses.
Cuando llegan los niños del nuevo curso ya se han vuelto a sus tumbas y se
quedan quietecitos y horizontales hasta el nuevo verano.
·
El caso anterior ocurre solamente en sociedades
opulentas: es un lujo un colegio cerrado por tres meses y la cultura sin techo.
CUR
Jean Georges NOVERRE (1727-1810)
Gimnasia
Moderna
Los
inspiradores (I)
Como
habíamos expuesto en la anterior entrega, el creador de la Gimnasia moderna,
antecesora de la actual Gimnasia
rítmica deportiva, fue Rudolf Bode; no obstante, encontró un
campo abonado para esa creación gracias a las aportaciones de unos antecesores en este ámbito que le
sirvieron de inspiradores.
Estos fueron: Jean George Noverre (siglo
XVIII),
François Delsarte (siglo XIX); y ya en el siglo XX: Isadora Duncan con su danza natural,
Emile Jaques-Dalcroze con la educación rítmica,
y Rudolf von Laban y Mary
Wigmann a través del expresionismo alemán.
Haremos un sucinto recorrido por las aportaciones de estos personajes.
Jean Georges NOVERRE (1727-1810)
Francés, fue
bailarín, coreógrafo y maestro de ballet y de teatro. Desarrolló su
actividad como bailarín en las ciudades más importantes de Europa invitado por
las cortes culturalmente más influyentes de la época: Berlín, Londres,
Estrasburgo, Lyon, París. Como director del Ballet de Opera y Comedia de
Stuttgart, logró que esta ciudad se convirtiera en el centro de difusión de las
nuevas doctrinas de danza, en la
Meca de los bailarines. En 1776 es nombrado “maestro de
ballets” de la Ópera de París.
Publica sus "Lettres sur la danse y
les ballets", libro que tendrá
muchas ediciones y será traducido al inglés, al alemán y al español. Rompió con
muchas pautas de rigidez de la danza tradicional y clásica. Como todo
innovador, su vida fue una constante lucha contra la incomprensión, la envidia
y los celos de la gente de la danza y del teatro, que no supieron ver la
grandeza de sus contribuciones.
Noverre estimaba que el ballet debería tener una acción dramática, "sin
exagerar en los divertimentos", describiendo las pasiones, las maneras y
los usos de todos los pueblos. “La danza debe ser natural y expresiva más que técnica y virtuosa”. Rechazaba la máscara que "disimula las afecciones
del alma" y proponía un vestuario verídico, ligero y mejor adaptado a la danza.
Su aportación estuvo en la necesidad de
involucrar el alma y el sentimiento para darle sentido y razón de ser al
movimiento y utilizar a la naturaleza como fuente de inspiración. Decía: “un
cuadro de pintura puede imitar a la naturaleza pero el movimiento es naturaleza; este movimiento en la danza debe estar dirigido
por el espíritu; debe ser una expresión que produzca turbación y emoción en
quién la presencia”. Estas maneras de pensar y de enfocar la
danza, establecerían la esencia de la Gimnasia
moderna, fuente de acción de esta disciplina.
La mejor prueba de la influencia y de la grandeza de la obra de Noverre la tenemos en que el 19 de octubre, fecha de
su muerte, se celebra el día Internacional de la Danza.
FRANCISCO
SÁEZ
Universidad de Vigo
PETICIONES A LOS
REYES…MAGOS14
De tu mano y de la mía,
llévame al cole, mamá,
que tengo mucho que hacer
y recrearme y pintar.
Para no gastar los pies,
cómprame un coche, papá,
que yo quiero presumir
de ser como los demás.
Tráeme, abuelo, tus juguetes,
que los voy a reciclar;
dame, abuela, unas caricias,
son las que me gustan más.
El niño, venga a pedir;
la familia, venga a dar:
siempre habrá Reyes y pobres
aquí y en Afganistán.
¡Ilusiones de la vida
desde la infantina edad!
¡Que siga, que siga intacta
la pródiga Navidad!
Maestro y poeta
Como las perdices al amanecer, estamos de revolada con el nº 40 de AFDA
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