ÍNDICE PRINCIPAL
Pregón: Talante de castillo interior.
Nuestros
maestros: Aforismos. Tu obra bien hecha. Clasicismo. Eugenio d´Ors.
Para salvar la educación: Escuela foco de cultura. Ramiro.
Nuestra
Escuela de Vanguardia: De ayer a hoy. La difícil unión. Teódulo.
Meta de nuestra sabiduría: Rehuir las preguntas
fundamentales no es de sabios. Ramiro.
Leyendas
de María: En el despertar de Dios. Asunta
a los cielos. Apuleyo.
Traigamos a los clásicos. Jorge Manrique. CUR.
Alta política con estilo: Prevalece la función social. Ramiro.
Casicuentos. Por favor, no vuelvan a hacerlo. Ángel H.
Soneto
desde el sentimiento: Falsos redentores. Ángel H.Casicuentos. Por favor, no vuelvan a hacerlo. Ángel H.
Buzón
teológico: ¿Era necesaria la encarnación? E. Malvido.
Afderías: Nombres propios. Apuleyo. Naviderías.
Afderías: Nombres propios. Apuleyo. Naviderías.
Educación
física: La gimnasia moderna II. F. Sáez.
Leímos: Escritos de un educador. CUR
El rincón de Apuleyo: Lamento de la duquesa de Alba.
TALANTE DE CASTILLO INTERIOR
José Rodríguez Zapatero desencajó de su engaste el concepto de talante que, dentro de un pensamiento preciso, puso en circulación José Luis Aranguren. Aprendimos de este gran maestro de nuestra juventud –“¡Catolicismo y protestantismo como formas de existencia!”- que el talante es decisivo en la vida de los hombres y de los pueblos. Cultivamos y mimamos el talante propio de AFDA. Está presente en cada uno de los números de nuestro blog. En él reposa el estilo al que aspiramos.
Nuestro estilo surge de
nuestro talante de
magisterio y termina suscitándolo. Se da en nuestro caso la correlación
funcional que los escolásticos llamaban “causalidad recíproca” entre talante y
estilo.
Si nosotros hablamos de castillos interiores, los entendemos
al modo de Santa Teresa, desde luego,
y siempre, no como pétreos edificios en los que quedarse, sino como modernos cuarteles
de piedra, inexpugnables, que nos aseguran de que hasta aquí hemos llegado a
hombros de la tradición. Por eso nuestro talante nos hace “traer a los clásicos” a primera línea, esta vez a Noé y a Virgilio,
buscar la sabiduría de las preguntas
clave, fijar el talante de cruzado de
quien ponía su vida al tablero, como en el caso del maestre don Rodrigo Manrique,
tomar de la mano a la Santa mística de Ávila, sugerir al Papa en su facebook una liturgia más espectacular…
En estas y en las demás secciones, en nuestro castillo
interior se adensan las esencias de las realidades cristianas y españolas y se
aspira a la obra bien hecha. El mejor futuro es nuestro y de aquellos
cuyo discurso reposa sobre talantes que como el de magisterio en su Escuela de vanguardia, custodia y enarbola
AFDA.
Aforismos del maestro que hicimos nuestros
EUGENIO D´ORS
Aforismos del maestro D´Ors
que nos inició en la melancolía,
enriqueció nuestras conciencias con los tesoros
de la universal Tradición católica y española
y nos creó la necesidad de aspirar a la obra bien hecha.
Todo pasa. Pasan pompas y
vanidades.
Pasa la nombradía como la
oscuridad.
Nada quedará en fin de cuentas.
De lo que hoy es la dulzura o el
dolor de tus horas,
su fatiga o su satisfacción.
Una sola cosa te será contada
y es TU OBRA BIEN HECHA.
Clasicismo.
Sólo hay originalidad verdadera
cuando se está dentro de una
tradición.
Todo lo que no es Tradición, es
plagio.
Reflexión
de la mañana
PROPEDÉUTICA
4. PARA QUE LA ESCUELA SEA ESCUELA:
QUE SEA FOCO DE CULTURA
La Escuela que quiera serlo ha de
ser mucho más que esa alta realidad: ha de ser un foco de cultura para la sociedad en la que nace y en medio de la
cual vive. La sociedad en la que actúa no se reduce ni al pueblo, ni a la
ciudad, ni a la comunidad, ni siquiera a la propia Patria, sino que ha de
alcanzar con su mirada y acción el horizonte
universal del mundo y el cosmos que habitamos.
Estampas líricas de la vida de la Virgen
la Virgen bajó al sepulcro
La Virgen secó sus lágrimas
LA VIRGEN , EN SU ASUNCIÓN A
LOS CIELOS
Por esto fue un error capital
entregar la educación a las Autonomías, que, por la propia naturaleza de su
acotamiento, tienden a educar a sus gentes para la vida aldeana de la propia
Autonomía, cuando la cultura es
universalidad y no hay espacio que la sujete a cantón.
La Escuela, si lo quiere ser, tiene
una gran misión cultural –entiéndase que universal- dentro de la sociedad:
cultivar los elementos de las ciencias y las esencias de los valores. Este es
su gran servicio cultural. Con esta conciencia ha de cumplir su esencial papel
de servicio a la cultura, sin merma de otros más espectaculares.
Marañón, en la cima de su enorme
saber, afirmaba que hay que volver de
continuo a los elementos de las ciencias. En este punto está el innegable
servicio de la Escuela a la cultura universal. Y es preciso que lo cumpla con
conciencia de que está haciendo el más alto y transcendente servicio social.
RAMIRO DUQUE
DE AZA
Maestro. Profesor de
Teoría del conocimiento
Bachillerato internacional
DE AYER A HOY
LA DIFÍCIL UNIÓN
1.
Hace un siglo, más o menos, las Congregaciones
Religiosas docentes vivían una etapa de envidiable florecimiento y realizaban,
en el ámbito desorganizado y pobre de la enseñanza española, una misión
irreemplazable, como se vio años después cuando la II República quiso desposeer
y dispersar las escuelas cristianas. Vivían éstas años de crecimiento,
favorecido a veces desde las áreas equívocas del poder político. Pero tenían su
“tendón de Aquiles”. Y este era sencillamente el aislamiento, la falta de
unión, el “individualismo”, como alguien sensible y sensato afirmó. Es cierto
que hubo ocasiones en las que se unieron (El “Primer Congreso de Educación Católica”, en 1924 es la muestra
más significativa), pero parecía que la unión era más la ocasión para exhibir momentáneamente un poder escasamente mostrado antes y cierto poderío,
sobre todo en instalaciones y en número, que otros, los enemigos, no podían ni soñar.
Porque había enemigos. Y en la España de hace ahora casi un
siglo (por los años veinte del siglo pasado) existía, sobre todo “el enemigo”.
Era la Institución Libre de Enseñanza
que con una presencia en número mucho menor lograba, sin embargo, ser una
amenaza si no para las propias “escuelas congregacionistas” sí para lo que
estas defendían: la educación de la fe cristiana. El espíritu de la Institución -el “espíritu de la casa”-
tenía una potencia tal que penetraba en muchos de las mejores mentes
pedagógicas españolas e impregnaba no
solo los centros propios del institucionismo sino otras instituciones
educativas públicas, sobre todo las que
tenían a su cargo la formación de los educadores de las nuevas generaciones.
Pensemos en “El Museo Pedagógico”, en la “Inspección de Enseñanza Primaria” y
en la “Escuela de Estudios Superiores del Magisterio”, sin olvidar las Escuelas
Normales.
2. La mayoría de los educadores
españoles de entonces parece que no era consciente de esta situación. Ante etapas
de peligro para la educación católica parecía como si muchos católicos vivieran
“en el limbo”. Cada congregación actuaba como si fuera un ente autónomo,
desligada en gran medida de las demás. Pero, por suerte, había algunos que
sentían vivamente la paradoja de que “los más fueran derrotados por los menos”
(en número) y que la preocupación por el mantenimiento y crecimiento de las
propias escuelas de cada congregación religiosa dificultara una unión que debía
impedir la obra invasora del
institucionismo. Pues este era el verdadero enemigo, del que, paradójicamente, los
católicos tenían mucho que aprender: su “único espíritu”, unos mismos
objetivos, capacidad de persuasión, acción eficaz frente a palabra ineficaz.
Uno de los educadores católicos, radicalmente inconformista con esta situación,
fue el marianista Domingo Lázaro, el
que llegó, junto a otros, a crear esa plataforma de unidad que se llamó los Amigos de la Enseñanza. Cierto que lo
consiguió, pero a costa de muchos esfuerzos y de muchas derrotas. A sus
llamadas a la unión encontró durante años las negativas de las Instituciones
religiosas y las incomprensiones de todo tipo, con un resultado frustrante y
descorazonador. Pero oigamos algunas de
sus quejas.
El P. Domingo Lázaro deseaba unidad: y para ello, quería empezar
por realidades visibles, útiles, concretas. Una revista, por ejemplo. Una
revista que, a la vez que sirviera de instrumento de formación de los
educadores cristianos fuera el contrapunto de la revista adversaria (La Revista de Pedagogía, 1922), recién
salida en las filas simpatizantes con el institucionismo. D. Lázaro quería una
revista que fuera “factor y lazo de unión
entre los sectores importantes de la enseñanza”. Una revista que fuera de
todos los religiosos. Y para ello los convoca y los reúne. Pero lo que
encuentra D. Lázaro es el “espectáculo
nada airoso de nuestra labor fragmentada, inconexa, esporádica y, por lo tanto…
escasamente productiva”. El enemigo acecha y “o nos conocemos, entendemos, concertamos, o no tardarán en ser
aniquiladas nuestras obras” (Atenas,
1931). Y a la hora de convocar a las congregaciones religiosas para crear esa
revista conjunta se encuentra con lo que él llama “capillismos”,
suspicacias e individualismos. En sus
frecuentes reuniones -en el colegio del
Pilar o en el de Maravillas- con jesuitas, maristas, hermanos de las escuelas
cristianas… D. Lázaro se encontró con desconfianzas
y recelos, con temores de que uno hiciera sombra al otro, con “miras estrechas de clan” o “ridículas
actitudes de “capillitas “ o
“campanarios” (Atenas, 1930).Cierto
que logró crear “la revista”, de nombre Atenas.
Pero su gran pregunta seguía viva: “¿Sería
imposible transformar la mera yuxtaposición de todos estos elementos en unión
viva de los mismos? ¿No convendría que conscientes de lo que somos y debemos
ser constituyéramos un cuerpo espiritual –perdón por la antítesis-de educadores
cristianos? ¿Por qué no unirnos para
multiplicarnos?” (id). Tuvo que ser en este caso la fuerza impulsora de unos
pocos y la decisión de la jerarquía eclesiástica (Cardenal Primado) lo que
posibilitara la unión de los religiosos a través de la
asociación “Amigos de la Enseñanza”.
2.
Hoy, vivimos otra realidad. Ya no se produce ese
florecimiento de centros educativos propio de los años de la abundancia. Ni
somos los religiosos los principales
protagonistas de “nuestras escuelas”, ahora en manos de los seglares. Seguimos siendo herederos directos de aquellos “Amigos
de la Enseñanza”, hemos pasado por la larga etapa de la “Federación Española de
Religiosos de la Enseñanza” (FERE) y hoy
adoptamos el nombre genérico de “Escuelas Católicas”. Nada decimos ahora
de “religiosos” ni de “congregaciones” aunque cada una de estas siga siendo un
ente autónomo en no pocos ámbitos. Es cierto que tenemos una sola y misma organización,
que celebramos “Congresos” de las escuelas católicas, que tenemos una revista
común (Educadores) y que unimos
nuestras fuerzas en un solo haz cuando se trata de defender nuestros legítimos
intereses. Y a la vez seguimos impulsando y potenciando nuestros carismas
particulares y tratamos de diferenciarnos de nuestras escuelas católicas
hermanas. No seré yo quien critique esta situación. Tan sólo siento el
cosquilleo de algunas dudas que producen inquietud o desazón. Por ejemplo, si
potenciamos, como escuelas católicas, más lo que nos une que los que nos
diferencia (o, incluso, nos separa). Si potenciamos más los proyectos comunes
que los particulares; si aun conservando nuestros estilos y carismas propios,
buscamos cauces comunes de formación de los profesores seglares… Yo no pongo en
duda la riqueza de la variedad de carismas; lo que echo de menos es una mayor
visibilidad de nuestra unión, la facilidad de buscar caminos que confluyan en
los mismos horizontes, con la esperanza de que aquellas carencias de solidaridad y de unión destacadas por D. Lázaro, no se vuelvan a
reproducir. No debemos olvidar que, al menos en el Occidente desarrollado, cada
vez somos más débiles los religiosos y más fuertes los seglares, laicos
cristianos. Antes de que la necesidad obligue a unirnos -o a separarnos-
definitivamente no estaría de más ofrecer un nuevo testimonio de unión, aunque
no estemos todos en el mismo cauce de unidad. Lo de “escuelas católicas” creo
que también quiere decir universales.
TEÓDULO
GARCÍA REGIDOR
Profesor del Centro Universitario La
Salle
En los centros lasallanos, durante varios
siglos,
al comienzo de la jornada escolar,
los maestros pedían al Cielo los dones del
Espíritu Santo,
y en primer lugar el espíritu de
sabiduría,
meta de su hacer y del de sus alumnos.
PUNTUALIZACIONES SOBRE LA SABIDURÍA (V)
5. Rehuir las preguntas fundamentales no
es de sabios
Ignorancia. Existen quienes se
niegan a hacerse las preguntas claves sobre el ser del hombre, el más
importante asunto entre todos los asuntos. Pasan por la vida permaneciendo en
la ignorancia sobre su origen, quién les dio la vida, por qué y cuál es su
destino. De dónde vienen y adónde van. Se resignan a andar por la vida sin criterios
de verdad y de error en la conducta, sin norma ni medida de principios, hechos
y personas. Ningún cristiano les tendrá por auténticos filósofos.
RAMIRO DUQUE DE AZA
Maestro. Prof. de Teoría de conocimiento
Estampas líricas de la vida de la Virgen
en pos de Jesús hasta después de su muerte
ÍNDICE
I. Una
niña en el Templo de Jerusalén.
II. Isabel,
la prima que nada sabía.
III. Madre y
Virgen como un cristal.
IV. La sed
de la desterrada recién parida.
V. La
bordadora nazaretana.
VI. Piedras
como panes en el desierto de Judea.
VII. Junto a
las aguas que lavan los pecados.
VIII. Falta
vino en las bodas de Caná.
IX. María
escucha el Sermón de la Montaña.
X. Los
cabellos de la Magdalena.
XI. En casa
de Marta, María y Lázaro.
XII. Iba Dios en un asnillo y María le seguía.
XIII. La invitada de la Última Cena.
XIV. Sudor
de sangre en Getsemaní.
XV. En el
Gólgota del Supremo Amor.
XVI. María, en el despertar de Dios.
XVII. La Virgen, en su asunción a los cielos.
Capítulo XVI
MARÍA, EN EL DESPERTAR DE DIOS
I
Antes de que
amaneciera,
para que el Dios
humanado
recibiera su adiós
último.
Los guardianes,
sorprendidos,
le dejaron ver
desnudo
el celeste cuerpo
blanco
que deslumbraría al
mundo.
Era la losa un cristal
traspuesto por dedos
puros
y entonces resucitó
el más justo de los
justos.
II
¡Qué nieve la de
aquel día
cuando despuntaba
Abril!
como ríos de marfil.
Pedro y Juan iban
buscando,
entre el olivo y la
vid,
a su Dios
transfigurado
por la Ciudad de David.
-No está, no está, repetían.
¿No dijo que iba a venir
a repartirnos el pan
después de Getsemaní?
Ya camino de Emaús
caía la noche al
fin.
-Mirad mis manos abiertas.
Vedme el pecho de alhelí.
-¡Oh maravilla, el Maestro
está entre nosotros, sí!
Y cenan con Él, lo
mismo
que antes que fuera
a morir.
III
Pasados cuarenta
días
confortando a su
Hermandad,
asciende Cristo a su
trono
de la Corte Celestial.
Mas la Virgen no está sola.
Queda una Comunidad
de fieles que se
reparten
panes, peces, vino y
sal.
Es la Iglesia y ella exclama:
-Pedro, Pedro, tú serás
la roca que mi Hijo dijo
por toda la eternidad.
Todo lo demás se
sabe
y no hay nada que
contar.
¡Gloria a Aquel que
cambió el mundo
en las pajas de un
Portal!
Capítulo XVII
I
Después de que
Jesucristo
surgiera de entre
los muertos
y, rompiendo el puro
aire,
se enseñara a sus
adeptos:
(los pescadores de
hombres,
algunos de ellos muy
tercos,
que esperaban
reunidos
en racimo su
reencuentro),
la Virgen Santa
María
vivió cual alma sin
cuerpo,
llenando cada rincón
con perfumes de
recuerdos:
aquí le dio vista al ciego;
aquí multiplicó el pan;
aquí puso al mar tan quedo…”
Los discípulos
hablaban
las lenguas del
universo
gracias a que una
Paloma
divina se posó en
ellos.
Y pues crecía la
Iglesia
como una palma en el
viento,
y todo lo que Él
mandara
se hallaba en Su
Nombre hecho,
María decidió irse,
pues era su propio
espejo,
al celeste Paraíso
que para ella estaba
abierto.
II
Era una tarde
azulada
por esguinces
velazqueños.
Yo no la sé
describir.
Lo que sé es que es
un misterio.
La Virgen se puso a
orar,
y al cabo del tercer
día
Dios la echó una
mano al vuelo.
-“Mirad cómo se la lleva”,
dijo Tomás el
incrédulo.
-“Hoy nos quedamos sin Madre”,
repitieron Juan y
Pedro.
Una música de
arcángeles
sonó en los montes
judeos;
las espigas se
doblaron
con el roce de sus
dedos.
III
Lloran las Santas
Mujeres,
mecen la copa los
cedros,
se oyen en Jerusalén
lamentos y más
lamentos.
Siete veces
sobrepasa
al sol la luz de su
cuerpo;
siete veces
resplandece
más que todos los
luceros.
La que tanto amó es
Amada;
la que penó es el
Consuelo;
la que puso a Dios
en tierra
es la Reina de los
Cielos.
Bajad la cabeza,
Apóstoles.
acaba de derramarse
a los pies del
Nazareno.
¡TRAIGAMOS A LOS CLÁSICOS!
Coplas de Jorge Manrique
Aun en los libros de texto
deberían estar escritas “Las coplas a la muerte del Maestre Don Rodrigo” con
letras de oro. La idea de que siempre habían de escribirse con letras de oro la
lanzó Lope de Vega. Y si alguien ha tenido paladar, ojos y manos, voz y versos
para la poesía, fue nuestro Fénix de los ingenios y Monstruo
de la Naturaleza. Lope sabía bien
lo que decía. A seis siglos de la muerte del maestre Don Rodrigo el oro
de sus Coplas no ha perdido ni brillo ni la cotización que Lope de Vega les vio
en el mercado literario.
Como si las Coplas de Jorge
Manrique fueran un sacramento literario, que precisa iniciación, yo no las
daría a leer hasta los doce años en las escuelas del montón. Dedicaría en ese
curso una semana entera a su estudio y memorización. Nadie alcanzaría el grado
escolar obligatorio en vigencia sin sabérselas y sin saber dar razón de sus
cuarenta estrofas.
Más, en los centros escolares,
todos los años habrían de ser “fiesta de guardar” las Coplas. Una vez al año,
en todos los cursos se volvería sobre ellas en todos los centros escolares Y esto se haría de manera que se anhelara el
regalo y fiesta de su llegada, como se espera la llegada de la Semana Santa en
tierras andaluzas todos los años, para la luna llena del equinoccio de primavera.
La literatura de todos los
tiempos, río de versos, ha cantado la fugacidad del tiempo, la inestabilidad de
la diosa Fortuna, la vanidad de vanidades del Cohelet, el “panta rei” de
Heráclito, el “homo viator” de la Edad Media cristiana, la muerte que con la
peste negra se llevó a 25 millones de europeos en el siglo XV… Todo lo magno
está en esa literatura: el grano de mostaza de la leyenda de Buda, el libro de
Job, Boecio y el canciller Pero López de Ayala…
Las Coplas vienen a ser el mar en
el que desembocan todas estas aguas milenarias, quintaesencia de las
literaturas de todos los pueblos y de todos los tiempos. Para D. Marcelino
Menéndez Pelayo son un “doctrinal de cristiana filosofía”. Para nosotros, un
tesoro del que mantener la alta cotización que le dio Lope.
CUR
Maestro, profesor de Teoría del conocimiento
Bachillerato Internacional
Maestro, profesor de Teoría del conocimiento
Bachillerato Internacional
-
Presupuestos -
PREVALECE
LA FUNCIÓN SOCIAL
Siervos de Dios, hemos venido a
este mundo a servir. A servir a Dios, servir al prójimo y servir al plan de
Dios sobre el Cosmos.
Un ejemplo puede decir con plena
claridad lo que se entiende entre nosotros cuando afirmamos que las cosas todas
han de cumplir un fin social.
Es cierto que en el derecho
romano “las cosas claman por su dueño”.
Nadie lo discute. Por esta razón, el objeto que tiene dueño a su dueño habrá de
volver.
Hasta aquí está claro siempre que se precise quién es el dueño
en cada caso. Se entienda que Dios es el
primer dueño y propietario de todo lo creado; en segundo lugar, el mundo humano
en armonía, lo que en otros términos llamamos bien común de la sociedad, y, en
último lugar y subordinado a ese bien común, el propietario singular.
El ejemplo. El caso es que en los
años 50 no investigaba en España sobre la gran figura de la pedagogía, futuro
doctor de la Iglesia en Educación, Juan Bautista de la Salle, más que Nazario
González, Orizana. Para esta investigación había en España un solo ejemplar de
la biografía del Señor de La Salle redactada por Blain en el siglo XVIII.
Orizana había pedido prestado ese
ejemplar único a la biblioteca de Bujedo. Repetidamente le pedían a Orizana que
devolviera el libro de Blain a su lugar de la biblioteca de Bujedo. Orizana no
lo devolvía.
La respuesta de Orizana era
firme: el libro cumple aquí, en Griñón, una función social, en Bujedo estaría
en el estante que marque su signatura, el libro de Blain debe seguir aquí,
donde se investiga. Aquí cumple una
función social. Este ahora es su lugar, no Bujedo.
RAMIRO DUQUE DE AZA
Maestro.
Profesor de Teoría del conocimiento
Bachillerato
Internacional
POR FAVOR, NO VUELVAN A HACERLO
La
historia de Abdul, podría calificarse de casicuento,
ya que como relato breve e imaginado os lo refiero. Pero en el ‘casi’ está la
diferencia, pues son muchos los Abdul que han sufrido y sufren cada día la
hipócrita actitud de quienes dicen tender la mano y acaban arrebatando con las
dos aquello que vinieron a buscar.
El
dolor y la decepción que un día creí observar en Abdul y en su familia, en
aquella desolada Irak que los ‘salvadores’ redujeron a escombros, siguen existiendo
allá donde el imperialismo y los intereses encontrados hacen presa. Pan, y no
misiles, deberíamos amasar.
En
nombre de la humanidad –sí, con minúsculas- pido perdón a Abdul, a su familia y
a las incontables víctimas hasta quienes llegaron y siguen llegando lobos con
piel de cordero que disfrazan de ayuda humanitaria su desmedida ambición.
A quien corresponda:
Me llamo Abdul-Al-Sahir. Tengo 16 años,
soy iraquí y vivo… vivía en un humilde barrio cerca del mercado, en la pequeña
ciudad de Mosul, al norte de Bagdad. Tengo 16 años y estoy vivo.
No sé si la bomba que destrozó nuestra
casa y otras viviendas próxima era o no inteligente; sé que arruinó lo poco que
teníamos. Y tuvimos suerte: conseguimos huir cuando sonaron las sirenas, y
buscar refugio. Otros vecinos nuestros se dejaron llevar y no reaccionaron:
eran ya muchas las alarmas, demasiados sobresaltos. Uno llega a acostumbrarse y
acaba por no escuchar. El misil les alcanzó y destruyó sus cuerpos y sus almas:
nuevas víctimas que añadir a los ‘inevitables’ daños colaterales. Rostros
anónimos, con ojos que ya no podrán ver; cerebros y corazones que nunca
alcanzarán las promesas del liberador, paradójicas víctimas de sus supuestos
salvadores.
Antes de que esta guerra comenzase, mi familia y yo llevábamos
una vida normal, dentro de lo que era posible esperar. Hacía un par de meses
que, acabados mis estudios en el Instituto, aprendía el oficio de
mecánico-electricista en el taller de automóviles de Harud, viejo conocido de
mis padres, quien me profesaba verdadero cariño y se había prometido a sí mismo
hacer de mí un hombre de provecho. Ahora el taller es sólo una nave vacía,
expoliada por saqueadores sin escrúpulos que han sumido al pobre Harud en una
profunda depresión y han acabado con mis proyectos de futuro.
Cuando al acabar el bombardeo regresamos
a casa, sólo encontramos un montón de escombros sobre los que a duras penas
lograban abrirse paso las ambulancias de la Media Luna Roja, que trataban de
salvar lo que aún alentase en medio de tanta destrucción. Nunca imaginé que
ante tamaña desgracia, ante tanta injusticia, pudiera parecer insensible: ni
una lágrima, ni un grito de desesperación; sólo un sordo dolor, un profundo
sentimiento de angustia y de impotencia.
Fue imposible rescatar nada de aquel
montón de ruinas. Me sorprendí alzando los ojos al cielo y dando gracias a Alá
por habernos permitido conservar la vida.
Mamá y el abuelo encontraron asilo en
casa de nuestros tíos; mi hermana Fátima y yo fuimos acogidos por unos amigos a
quienes nunca podré agradecer bastante el haber compartido con nosotros las
pocas provisiones que les quedaban tras el prolongado asedio.
Hace ya tres semanas que no sabemos nada
de nuestro padre y de nuestros hermanos mayores. Aún me sobrecoge el recuerdo
de aquella mañana en que con otros vecinos, armados de ‘kalasnikofs’, marcharon
a enrolarse en las milicias, subidos en la camioneta que usábamos para el
reparto de fruta; que esta era la ocupación familiar cuando aúno había fruta
que repartir.
Unos días después volvió a casa mi
hermano mayor, Baleh, con la terrible noticia: Hassan, mi otro hermano, había
caído en una cuneta, en el transcurso de una acción de guerrillas. Baleh abrazó
a mi madre y volvió a la lucha. No le oí llorar ni gritar; pero recuerdo que en
sus ojos había un extraño brillo, mezcla de ira, de odio y de venganza. De
nuestro padre no hemos vuelto a tener noticia.
La abuela murió hace dos años, víctima
de un virus corriente, que no pudimos combatir por falta de medios: en parte a
causa del embargo, en parte por nuestra propia pobreza. Desde entonces el
abuelo apenas habla; y ahora, con la guerra, está aún más ausente, como si ya nada le importase, como si no le quedaran
ganas de vivir.
Nos dicen que Irak es rico, que estamos
sobre un enorme lago de petróleo, y que eso supone una inmensa fortuna. Por el
momento, yo sólo conozco la pobreza y la necesidad. Aunque me resulta familiar
el olor a petróleo quemado, que se mezcla con el azufre y la pólvora y hacen el
aire irrespirable.
Dicen que vienen días de libertad; que
podremos expresarnos libremente, que seremos dueños de nuestro destino. Confío
en que esta anunciada libertad haga desaparecer el hambre y podamos sobrevivir.
Ahora que se anuncia el final de la
guerra, no sé qué será de nosotros. Confío en que las promesas se cumplan: que
los tanques dejen su sitio a la paz, que sobre los pedestales que ocuparon las
imágenes derribadas del dictador no se erijan nuevos señores.
Confío en sobrevivir. De hecho, he
conseguido ya unos paquetes de galletas y un bidón de agua. Me costó trabajo,
pero soy un muchacho fuerte y pude abrirme paso hasta los camiones de ayuda
humanitaria. Otros, más débiles, no han conseguido tanto.
Espero que las cosas mejoren, que el
aire de Irak acabe siendo respirable, que seamos un pueblo en paz. Pido a Alá
que el odio acumulado, las ansias de revancha y el deseo de venganza no aniden
en nuestro corazón. Puede que esta guerra resultase inevitable para alcanzar la
libertad, pero el precio que estamos pagando resulta excesivo.
Soy Abdul Al-Sahir, tengo 16 años y aún
estoy vivo. Soy Abdul-Al-Sahir y quiero, en mi nombre y en el de mi pueblo,
alzar un ruego a nuestros salvadores:
Gracias; pero, por favor, no vuelvan a
hacerlo.
ÁNGEL HERNÁNDEZ EXPÓSITO
Maestro. Psicopedagogo. Emérito UCJC.
¿ERA NECESARIA LA ENCARNACIÓN
DE DIOS HIJO?
La teología tradicional responde que sí. La razón que aduce
es de origen y de sentido meramente humanos.
Son las supuestas injurias hechas a Dios las que exigen de nosotros que
reparemos, satisfagamos, expiemos… por la santidad de Dios ofendida. Ahora
bien, nuestras acciones humanas de reparación, satisfacción y expiación nunca
lograrán reconciliarnos con Dios… Sólo alguien que fuere tan santo como Dios podría
satisfacer equitativamente al Dios herido en su dignidad por nuestros pecados
Por esto, ante la inesperada encarnación del Hijo divino y
ante su incondicional amor a Dios y a los hombres hasta la muerte y muerte de
cruz, la Iglesia afirma llena de gozo en el Pregón de Pascua: “¡Oh, feliz la
culpa que nos mereció tal y tan grande
Redentor!” (Por este razonamiento humano de búsqueda de la reconciliación con
la Divinidad a partir de nuestros pecados, razonamiento que al ser
puramente humano se encuentra también en
las otras religiones, hemos desembocado fácilmente en la imagen de un Dios
justiciero que se “ceba” en Jesucristo como personificación de toda la
condición humana pecadora).
Si nos fijamos, sin embargo, en el Nuevo Testamento, comprobaremos, en primer lugar, que la imagen que Jesús nos ofrece de Dios es
la de un Dios-Amor por encima de cualquier otro atributo divino (Omnipotente, Omnisciente,
Justo, Santo…). A través de lo que observamos en la encarnación real del Hijo, vemos que la Divinidad humanada de Jesús dejó históricamente de ser
omnipotente, omnisciente…, pero no dejó de amar divinamente. La verdad es que
nuestros pecados no suscitan en el Dios
de Jesús la más mínima reacción de enfado, de sentirse agraviado (Juliana de Norwich: “Dios nuestro Señor no
puede perdonar, pues no puede estar enojado, sería imposible”).
En segundo lugar, el Nuevo Testamento presenta la
humanización del Hijo como una iniciativa del Padre: “Al llegar la plenitud de
los tiempos, envió Dios [Padre] a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley”
(Gál 4,4). Si Dios Padre toma la iniciativa, esto quiere decir que la
encarnación del Hijo tiene ante todo un
origen y un sentido divinos. Y de acuerdo con esa prioridad del Padre y del
Hijo [y del Espíritu Santo] en el misterio de la encarnación de Dios, la
finalidad de la misma tiene que ser propia del Dios-Amor cristiano: en efecto,
esa finalidad es la de que nosotros seamos hijos en el Hijo (cf. Rom 8,15.29;
Gál 4,6-7; Ef 1,5-6; Jn 1,12-13; 1 Jn 3,1-2; …).
El que lleguemos a ser hijos de Dios gracias a la encarnación
del Hijo es el motivo principal que, en línea de continuidad con el Nuevo
Testamento, repiten una y otra vez los teólogos de la Iglesia primitiva
·
“El
Verbo de Dios se convirtió en hombre y el Hijo de Dios en hijo del hombre para
que el hombre, unido al Verbo de Dios y recibiendo la filiación, se convirtiese
en hijo de Dios” (Ireneo de Lión)
·
“El
Verbo de Dios se hizo hombre para que tú aprendas cómo el hombre puede hacerse
Dios” (Clemente de Alejandría)
·
“Él
se hizo hombre para divinizarnos” (Atanasio de Alejandría)
·
“Se
hizo hombre para que también yo pueda ser hecho Dios” (Gregorio Nacianceno)
……………………………………………
También nosotros respondemos afirmativamente a la pregunta
“¿Era necesaria la encarnación de Dios Hijo?” Pero nuestra respuesta afirmativa
no se debe a la necesidad de ser rescatados de nuestro estado de pecadores o
del dominio de Satanás, sino a la voluntad de Dios de que seamos hijos suyos a
imagen y semejanza de su Hijo Jesucristo. La divinización del ser humano no es una
proyección de nuestros deseos ni
responde a ningún juego de magia de la Divinidad. Para que sea real nuestra
filiación divina en el Hijo, era
metafísicamente necesario que el Hijo eterno se hiciera hombre.
A la pregunta del Padre Astete “¿Quién es Jesucristo?”, y que
él responde diciendo: “Es el Hijo de Dios vivo, que se hizo hombre por nos
redimir y dar ejemplo de vida”, nosotros respondemos así: “Es el Hijo de Dios
vivo, que se hizo hombre para hacernos hijos de Dios y para darnos ejemplo de vida
como la vivió él, el Hijo”. Tanto para ser hijos de Dios en el Hijo como para
vivir como hijos de Dios era necesario que el Hijo unigénito del Padre se hiciera hombre y viviera como hombre.
Eduardo Malvido
Maestro, catequista
y teólogo
- Carlos Urdiales: Amor y pedagogía. La maestría grecorromana de vuelta (¿o devuelta?) al día de hoy.
- Diego Coca: dedos como pinceles entre Velázquez y Murillo. María le sonríe.
- Carlos Alda: el profesor confeso todo ojos de Godojos.
- Gregorio Díez: el soñador despistado para un pueblo efervescente.
- Evaglio Sánchez: evangelista lasallano bendecido por Benildo.
- Aurelio Labajo: campanilla de plata de la Navidad. El más alto escribiente almeriense.
- Cándido Moreno: vehemente Sanpablito epistolar y autor de los Nuevos Episodios Nacionales (con perdón de Galdós).
- Fernando R. Aragón: la tacita de plata guardadora de la esencia griñonesa.
- Francisco P. de Isla: Aduanero Mayor del Reino.
- Mujeres del Bautista de Reims: las magdalenas de sus idolatrados maridos.
Apuleyo Soto
El maestro poeta
Pd. Con permiso: Apuleyo: Churrero de AFDA, no por
hacer churros, sino por hacer como churros que nos llueva, llueve
que llueve, el aguamiel de su poesía y la sorpresa de su ingenio más inesperado.
NAVIDERÍAS, 1962
Publicadas en AFDA
·
En Navidad los cielos se quedan sin
estrellas: todas se van a lo nacimientos.
·
Allí se apagan porque el Sol sale a
las doce.
·
El sonido de la zambomba tiene en
Navidad más de tocino que de jamón.
·
Los niños se creen gigantes cuando
se acercan a un belén.
·
Cuando cantamos villancicos, los
ángeles son los que pulsan nuestras cuerdas vocales.
·
La misa del gallo la escuchan, desde
sus gallineros de viudas, las gallinas en sufragio de sus esposos muertos en
campaña.
Movimiento
del Centro
Cayó la flor del otoño,
II.
La Gimnasia moderna
La
manifestación rítmico-pedagógica, dentro
del llamado Movimiento del
Centro, se encauza a través de la línea rítmico-expresiva que se conocería como “Gimnasia Moderna” en Alemania. El término fue
acuñado en 1951 al crearse la “Liga Internacional de la Gimnasia Moderna”.
Se trata de una gimnasia específicamente femenina que desembocaría en la actual
modalidad de gimnasia rítmica dportiva. Tuvo también su vertiente masculina
durante los años 60 y 70 del siglo pasado, aunque no llegó a consolidarse.
Rudolf Bode |
Su creador fue Rudolf Bode (1881-1971) Nació en Kiel (Alemania). Estudió
filosofía y ciencias físicas y naturales en la Universidad de Leipzig; también
estudió música en el Conservatorio. Fundó una escuela de “Gimnasia rítmica” en
Munich.
Bode se sintió motivado a crear su
gimnasia como reacción al concepto eminentemente físico, de carácter anatómico
y fisiológico de los sistemas gimnásticos de la época y contra los movimientos
“construidos” de carácter totalmente “analítico”. Decía que el cuerpo no está
hecho de partes sino que es una “unidad orgánica”. Pretendió lograr para el hombre un
reencuentro con el ritmo natural del movimiento, conjunción psico-física de
expresión. Esta idea ya la hemos encontrado en otros creadores gimnásticos.
Parece ser una tendencia surgida con el siglo XX.
En los años veinte, aún no se establecía diferencia entre
danza moderna y gimnasia. “La danza debe estructurarse sobre una base
gimnástica y diferenciarse claramente de una instrucción gimnástica o musical”.
Sus escritos revelan “una firme posición filosófica frente a los problemas que
la civilización plantea al hombre y a ese constante alejarse cada vez más del contacto con las
formas naturales de moverse y expresarse”.
En su aspecto práctico la creación de
Bode se rige por tres principios fundamentales que establecen la esencia de su
gimnasia. Son: principio de la totalidad,
principio de cambio de ritmo y principio de la economía de movimientos.
El principio de totalidad significa que cualquier movimiento que se realice debe
dar oportunidad a que la unidad cuerpo-espíritu actúe de manera armónica y
rítmica. Los movimientos corporales deben asemejarse a las ondas concéntricas
que se producen en un sereno lago. También existirá un punto desde el cual
deberán partir todos los impulsos: el centro de gravedad. El movimiento se
propaga desde el centro de gravedad hasta las extremidades. Los movimientos
aislados son erróneos.
El principio
de cambio de ritmo establece que todo
el movimiento debe ser la expresión de un constante y rítmico pasaje de estados
de tensión a estados de relajación. Las oscilaciones serán la forma más
utilizada de interpretar los movimientos. Una de las finalidades de la gimnasia
debe fomentar ese sentir interno del movimiento
Con el principio de economía de movimientos quería transmitir la idea de que
los movimientos totales del hombre son elevados por la participación del
espíritu; son por tanto, económicos. En cambio, los movimientos analíticos,
aislados, suelen ser dispendiosos, porque no son la forma natural de moverse
del hombre.
A las acciones con aparatos móviles
como la pelota, la cinta, el aro o las mazas, no le daba mucha importancia. Consideraba
que eran complementos de los ejercicios de manos libres, y nunca podían
reemplazar a éstos; no debían enseñarse malabarismos sino crear el movimiento
natural. La evolución de esta modalidad gimnástica se encargaría de superar esa
idea. No obstante, todas las demás fueron la base para su desarrollo y la
esencia de esta gimnasia.
En los años 70, se cambiaría el nombre
de Gimnasia moderna por el actual de Gimnasia rítmica deportiva.
Francisco
Sáez Pastor
Universidad de Vigo
Escritos de un educador, Hermano Valeriano Benildo
(Juan León Sáez Montalvo)
HERMOSILLA GARCÍA
,J.L . y SÁNCHEZ ÁLVAREZ, E.
Ed. Asociación de Amigos
del Hermano Valeriano
Madrid, 2014.
En
535 páginas los autores, “Amigos del Hermano Valeriano”, recogen en este libro
gran parte de la obra literaria de un ilustre hijo de Tarancón, nacido en 1879,
Juan León Sánchez Montalvo, y fallecido en 1958. Hermano de las Escuelas
Cristianas y conocido como H. Valeriano León le tenemos hoy como un gran educador y un notable poeta de su
tiempo. Tras su milagrosa curación, atribuida al entonces venerable Benildo,
hoy San Benildo, cambia su nombre por el de H. Valeriano Benildo.
La
mejor huella de su personalidad, a su paso por la primera mitad del siglo
pasado, la deja en sus alumnos y en los centros que regenta como director. De
cara a los reconocimientos públicos, una calle lleva su nombre en la ciudad de Jerez
de la Frontera y otra en Tarancón, donde, además, se le declara hijo
predilecto.
Como poeta, en colaboración con el académico
de la lengua de Ecuador San Miguel Febres Cordero, compone la letra de más de
un centenar de cánticos religiosos que pronto saltan de su inicial ámbito
escolar a la liturgia del gran público católico.
Su
poemario completo pasa de las 200 composiciones religiosas, patrióticas,
escolares y de tema diverso. En el libro se recogen 83.
Los
36 cuentos que trae esta publicación
se toman de diversas revistas escolares
donde van apareciendo: Escuela y hogar,
de Jerez de la Frontera; Perseverancia,
de Madrid, y Vida y Luz, de ámbito
nacional. La mayoría son breves, su argumento es con frecuencia elemental,
ficticio u ocurrido. Hijos de su tiempo y escritos para su época, estos cuentos
llevan siempre un propósito didáctico y enseñan unos modelos que hoy nos quedan
lejos. Su lenguaje no es el actual pero, en cuanto que se pliegan a su tiempo y a la circunstancia
social en la que nacen y a la que sirven, son ejemplares. Entre otras cosas nos
enseñan a ser modestos, ya que nuestras mejores conquistas en la realización de
los valores hoy han de tener lagunas que descubrirán quienes vengan detrás de nosotros.
El
libro termina con 11 “Escritos varios”
y 453 “Reflexiones, máximas consejos” en los que se vuelve a mostrar esplendente
la excelente pluma y el merecido título de gran educador del Hermano Valeriano.
CUR
Duquesas no quedan ya
como la Duquesa de Alba,
que se nos fue a los primeros
albores de esta mañana:
veinte de noviembre es
del dos mil catorce de aguas
turbulentas por sí mismas
mas la cuestión catalana,
que asuelan este país
conocido como España,
y los limoneros lloran
en su Dueñas machadiana,
y los naranjos se inclinan
hasta el mármol de su lápida
y los pájaros no cantan.
Cayó el azahar de la gracia.
Hay angustia en los cipreses
y un crespón en la Giralda.
Ella fue la gran torera,
siempre en medio de la plaza,
dando verónicas justas
con suprema Maestranza.
De arriba abajo, ninguno,
de sus dones se escapaba;
con obras de caridad
sus culpas, noble, pagaba,
Carmen Tello le reía,
Curro a su vez la abrazaba.
Tristes están los caballos,
tristes rezan las campanas,
tristes mugen los cinqueños
toros de las dehesas bravas.
tristes quedan sus volantes
en la falda almidonada,
con lengua cristiana hablaba.
Descanse de tanto baile
flamenco por sevillanas;
por amores absumida,
por amores tricasada,
por amores bien pintada,
por Amores socorrida
en su edad más avanzada.
Sin cortarse un pelo fino
De su cabellera blanca.
Dioles aires a las artes
con su labor mecenazga
y se puso por montera
a toda la aristocracia.
Apuleyo Soto
El maestro poeta
ESCRIBE FERNANDO RUIZ A AFDA. Carlos, maestro y amigo: Treinta y nueve veces he sido sorprendido y maravillado ante la excelencia de los textos, el vigor de las ideas, el fulgor de los versos y el arte fino, delicado, luminoso, angelical... de esas ilustraciones sin par.
ResponderEliminarEnhorabuena a cuantos nos deleitáis cada vez más con vuestras colaboraciones en AFDA.
FELICES FIESTAS NAVIDEÑAS Y PARA TODOS UN ILUSIONANTE, ESPERANZADOR, ALEGRE Y FRUCTÍFERO AÑO 2015